lunes, 31 de julio de 2017

Artículo: ENSEÑA A TUS HIJOS EL VALOR DEL ESFUERZO

 
Si hay algo que forme el carácter, la autonomía y fomente la seguridad en una persona, ese es el valor del esfuerzo. Lo cual no significa que todo sea difícil o costoso; al contrario, debemos aprender a disfrutar de aquello que debemos hacer. Tú, como papá o mamá tienes un gran trabajo en este tema. Les damos las claves para hacerlo.

Nada en la vida llega de buenas a primeras, todo requiere un esfuerzo y tú como adulto lo sabes, pero es posible que el amor de padre te impida exigir un poco a los hijos porque no quieres verlos pasar por ninguna dificultad -lo que es completamente natural-. Sin embargo, esta actitud sobreprotectora podría tener el efecto contrario: “Cuando los padres hacemos lo posible por facilitarles la vida a los hijos, lo que logramos es complicársela” dice Ángela Marulanda, la reconocida autora y educadora familiar.

Así que no les facilites el camino, enséñales mejor a levantarse cuando caigan, así estarán preparados para afrontar el mundo real, y esto requiere no hacer por tu hijo/a lo que él o ella estén en capacidad de hacer, lo cual aplica a ¡todas las edades!

El esfuerzo, plataforma de virtudes y valores

¿Qué se entiende por esfuerzo? Antes de entrar en materia, es preciso tener claro el término. El coach Regino Navarro lo define como el “Comportamiento del ser humano que lleva a superar la tendencia a lo fácil y lo cómodo. Además es el convencimiento traducido en obras, de que todo lo que vale la pena sólo se consigue esforzándose”.

Vemos entonces que al enseñar esfuerzo, se están transmitiendo intrínsecamente otros valores primordiales en la formación humana. Los más relacionados son: generosidad, colaboración, desprendimiento, disciplina, fortaleza, lucha, obediencia, paciencia, perseverancia, sacrificio, sufrimiento, templanza, tolerancia y autocontrol.

Enseñarles a los hijos las ventajas de esforzarse por sus deseos y motivaciones, es una tarea que debe comenzar desde los primeros meses de vida y más ahora cuando la sociedad se rige por el placer, la comodidad, el “tener” primero que el “ser”, y en donde el esfuerzo parece no tener cabida.

“Los padres tienen que dar ejemplo, predicando y practicando continuamente la virtud del esfuerzo, incluso navegando contracorriente en las actividades normales de la vida, para poder dejar cara al futuro, una marca indeleble en los hijos”. Sugiere el autor Francisco Gras en su Blog Escuela de Padres.

El esfuerzo trae consigo muchas ventajas para la formación del carácter y desenvolvimiento en la edad adulta. Por ejemplo, el esfuerzo prepara a la persona para valerse por sí misma en las situaciones adversas, otorgándole así una mayor tolerancia al fracaso y una mejor aptitud ante los entornos que requieren retos y dificultades. Además, el esfuerzo brinda seguridad en la persona, autoestima y aceptación personal. Esta última, debido a que la comparación con los demás es inútil, ya que el esfuerzo produce la satisfacción de lo que ha logrado es fruto de su propia valentía. Además se es consciente que el camino fácil siempre deja un sinsabor.



Adaptado de Lafamilia.info


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