domingo, 14 de junio de 2015

Artículo: LÍMITES CON AMOR


LOS LÍMITES
Es un tema que se nos presenta a diario y muchas veces no tenemos en claro por qué deben existir los límites, para qué y qué consecuencias generan, la justa y correcta aplicación a tiempo de los mismos. Si bien podemos exponer el tema de “Los Límites” desde diferentes contextos de nuestra vida, en ésta oportunidad nos referimos a los límites y a su aplicación en la educación a nuestros hijos.

¿QUÉ SON LOS LÍMITES? SU IMPORTANCIA

Son reglas que regulan el comportamiento. Suponen
• Contener
• Guiar,
• Proteger,
• Prevenir,
• y ... No sólo sancionar.

La Crisis de Autoridad en la Familia:
El manejo de autoridad de nuestras familias hispano-hablantes ha sido tradicionalmente autocrático. El padre y la madre imponen las normas, ellos corrigen y castigan o premian. Pero el padre es el que tiene la última palabra, en él reside la responsabilidad económica y social y moral de la familia. Este es un modelo que ha funcionado durante siglos y todavía funciona en muchas familias. ¿Cuáles son las ventajas del estilo autocrático? El poder y la responsabilidad están concentrados en el padre y la madre, no se comparten con los hijos; es una manera rápida y económica de manejar la familia, siempre y cuando los hijos sean obedientes o sometidos.

¿Y cuáles son sus desventajas?
En una familia con un estilo autocrático, los niños aprenden a obedecer y/o rebelarse, sin embargo no hay lugar para la participación y cooperación. Es un estilo que no promueve la verdadera fortaleza emocional y espiritual, ni la responsabilidad, y el tipo de liderazgo que los niños aprenden es un liderazgo opresor y no uno que invita la iniciativa y la creatividad del grupo. Los niños crecen en un ambiente autocrático y tienen dificultad para ajustarse al mundo moderno.
Hay  familias donde éste estilo autocrático ha dejado de funcionar y los padres no han encontrado todavía la manera para que los niños asuman sus responsabilidades, sean obedientes y cumplan con las normas de la familia. Son familias donde nadie está contento y donde hay mucha tensión o “stress”. En ellas surgen constantemente pequeñas crisis de autoridad y los padres no saben que hacer, porqué sienten que están perdiendo el control sobre los niños y temen perderlo completamente.

Lo primero que podemos decir es que:
Las crisis son buenas y son sanas, siempre y cuando tengamos la fortaleza de encararlas y examinarlas. Son buenas porque nos obligan a darnos cuenta que la familia no está bien y son sanas porque nos obligan a actuar, a cambiar.

¿Cómo cambiar cuando hay crisis de autoridad en la familia?
El cambio que proponemos es un cambio hacia un manejo más democrático de la disciplina en el hogar.
No hablamos de una ausencia de normas, ni siquiera una disminución de normas. A lo que nos referimos es que en vez de que las normas vengan impuestas desde arriba, por los padres, estas normas van a surgir de los diferentes miembros de la familia, de los miembros que las tienen que cumplir.
Es decir, que compartamos el poder y la autoridad con nuestros hijos que la familia ha tradicionalmente colocado en los padres. Si las responsabilidades y las normas son discutidas y no impuestas, los niños se van a sentir co-responsables, se van a sentir muy importantes, se van a sentir tomados en cuenta y van a estar listos para asumir sus responsabilidades.
A través de éste sistema, nosotros, los padres, estaremos promoviendo la cooperación de nuestros hijos, su auto responsabilidad, su iniciativa, la comprensión de las necesidades de las normas, la comprensión de la necesidad del respeto hacia el otro, respeto por su espacio y respeto por su tiempo.
El ser humano logra bienestar si, en sus relaciones consigo mismo y con los demás, se mantiene en esos límites , moviéndose con libertad en ellos. En cambio, si despliega una búsqueda de sí o de los otros, creando objetivos y expectativas fuera de esos límites personales, se siente mal. En tal caso, sus capacidades y aptitudes de ser intentan sobrepasar su realidad. Entonces, vive una fantasía o bien sufre la angustia y frustración de no alcanzarse a sí, ni comprender a los otros.

Tenemos que perder el miedo a limitar a los niños.
• Limitar no es aniquilar.
• Limitar es dar vida, si lo hacemos adecuadamente.
El gran peligro reside en ver en el límite sólo su aspecto negativo-empobrecedor: lo que nos quita y nos prohíbe.

LOS LÍMITES SON EDUCATIVOS

• Porque ayudan al joven a salir de su narcisismo y a prepararse para amar. “Cuando la madre le pone una condición: “te dejo ver los dibujitos si ordenás el cuarto” o plantea una renuncia o un sacrificio por amor “no pidas este juguete porque papá anda con poca plata a pesar de todo lo que trabaja”: Esto hace que el hijo/a deje su narcisismo (al quererse a sí mismo/a por sobre todos los demás) y vaya aprendiendo el verdadero amor vinculado desde sus primeras relaciones afectivas. Reconocer el deseo del otro es uno de los rasgos más importantes de madurez.

• Porque ayudan a la persona a desarrollar la aceptación de la ley y el respeto a la autoridad legítima. “No puede haber socialización ni verdadero sentido de la justicia si no se renuncia al principio del propio placer y al interés egocéntrico”. El deseo o el principio del propio placer tiene sus propias leyes. Su consigna es: ¡“Quiero todo Ya!..!“ El límite pone fin a esta fantasía de ilimitación y omnipotencia. Así, los límites nos ubican en la puerta de la satisfacción más profunda de la persona. Si el niño o el adolescente permanecen en un estado de ilimitación, de satisfacción espontánea de sus continuas demandas, nunca llegarán a la madurez humana. En ese caso, no hay educación sin una adecuada dosis de frustración. Porque toda educación supone la reducción del deseo y de la fantasía de omnipotencia.

• Porque al limitarnos la realidad, aunque nos pese, no somos omnipotentes. Y es bueno ir vislumbrando ésto desde chicos. La realidad no es tan manipulable como los niños o los adolescentes pretenden desde su pensamiento mágico y egocéntrico. La vida muchas veces nos dice “no” y, si no sabemos aceptarlo, vivimos resentidos. Por ello la educación tiene que llevar a la persona a comprender y aceptar que no todo saldrá siempre según su deseo, que no siempre logrará lo que se propone. Esto se denomina tolerancia a la frustración y es un rasgo fundamental de la personalidad madura. Quien no lo adquiere será un caprichoso consentido, aunque tenga 40 o 65 años. “Entonces, cuando papá dice “basta” o “no hay más” o “esperá un ratito” o “hasta acá”, de algún modo está funcionando como un representante de lo real para ese hijo; le está adelantando situaciones que tendrá que experimentar, lo está ayudando a ubicarse”.

El establecimiento de límites es esencial a la hora de educar.

Para poner un límite generalmente la gente piensa que se requiere ejercer violencia, agresividad y por tal motivo suele esperar hasta que la situación estalle. Mientras tanto los límites se van poniendo flojos, elásticos y parece que no existen. Esto causa mucho desconcierto a las personas que dependen de nosotros, especialmente los hijos.
La palabra clave es firmeza, y la firmeza tiene que ver con la seguridad interna, con autoestima.
Mucha gente confunde esta seguridad con estar enojados y la única forma de poner límites es enojándose.

SABER PREVENIR

El ejemplo que se les brinde dentro de la familia será decisivo para la construcción de sí mismos.
- Si se los escucha en sus necesidades, podrán estar atentos a las necesidades de los demás.
- Si se los trata con hostilidad, la misma actuará como un “boomerang”, en detrimento de las relaciones familiares, sociales y de su propia persona.

EL LÍMITE ES EL VALOR IDENTIFICADOR DE CADA PERSONA,  ES SU “NOMBRE”

Algo está bien definido cuando sabemos lo que es y lo que no es. Una persona tiene una identidad definida cuando sabe quién es y quién no es, cuando sabe lo que piensa, siente y quiere. Pero al mismo tiempo, sabiendo ésto sabe lo que no piensa, lo que no siente y lo que no quiere, lo que no puede y lo que no debe. Sabe quién es, qué lo diferencia de los otros, y no se confunde con ello. Esto le da conciencia de su identidad . Esto le da unidad y le permite reconocerse y moverse adecuadamente en su ámbito.

Para ver con mayor claridad por qué los límites le dan identidad a la persona, nos detendremos a analizar sus dos funciones, a las que llamaremos negativa y positiva. La negativa es aquélla por la cual el límite nos recorta algo, como si nos quitara o nos empobreciera, privándonos de lo que es nuestro. Podemos decir, en referencia a esta función, que el límite restringe el deseo, distinguiendo la realidad de la fantasía. Por su parte, la función positiva es la que constituye, la que dice lo que se es, la que establece quiénes somos ante los otros.

Ambas funciones del límite, actuando simúltaneamente, nos dan la identidad, nos definen como personas y nos ubican en la realidad, porque nos permiten saber quiénes somos y quiénes no.
En sus relaciones sociales actuales y futuras, los niños tienen que reconocer y valorar su propia identidad y la de los demás. El amor sólo es posible entre dos personas, dos seres con su propia identidad. Sin identidad no hay amor sino sometimiento y posesión.


PONER LÍMITES A UN NIÑO SIN LASTIMARLO ES AYUDARLO A CRECER

La mayoría de las personas piensa que la negación acompañada de un grito son dos aspectos indispensables para la disciplina; pero debemos comprender que la autoridad debe emanar de la razón y, en éste caso, la disciplina va de la mano con la autoridad, así que no hay que confundirla con los gritos.
“Cuando una persona grita se siente insegura, puede que en un momento dado sea obedecida, pero va a generar miedo y temor y va a hacer que el niño obedezca de una manera heterónoma. Esto quiere decir que mientras existan las presiones o amenazas, el niño obedecerá, pero cuando esté sólo, no va a aprender las normas o disciplina. Con gritar, ya perdiste. Tampoco debemos golpearlos. El castigo debe ser directamente relacionado con la falta que se cometió, que sea no sólo para reprimir, sino para formar. Recordemos que si bien los golpes no son recomendables, hay otras formas de educar a los niños sin necesidad de éste tipo de actitudes. La disciplina es un todo y a veces la vemos como si fuera una represión o autoritarismo, y el padre no debe caer en ello, sino tener una autoridad que devenga de la organización del hogar.
Por ejemplo, si yo digo que mis hijos se tienen que dormir a las 10,00 de la noche todos los días, así va a ser, salvo cuando haya un hecho relevante, como podría ser un cumpleaños, entonces puedo ser flexible. Pero también deben tomarse en cuenta las reglas que se van a poner para que éstas se cumplan sin ser violadas después. Esto quiere decir que si yo les digo a los niños que deben dormirse a las 8,00 de la noche, voy a tener problemas porque a esa hora apenas estamos llegando de trabajar, pues no se va a cumplir.

Por eso cada familia tiene sus propias reglas, el peligro de ahora es que los padres se olvidan de imponerlas, y con eso de que no les puedes pegar ni gritar, se van al otro extremo, los dejan sin reglas y sin autoridad o disciplina. Lograr imponer reglas es difícil, pero hay que recordar que los extremos son malos; aquí es donde entrará la habilidad de los padres para negociar la situación.
Lo que pasa es que a veces, los padres se sienten culpables y les dan todo y cuando las cosas se salen de los límites, sigue la agresión. Lo que hacen los gritos es infundir temor y desorganización al niño. Además, alguien que te grita no te inspira respeto, sino temor. Y en un momento dado, cuando los hijos tengan edad, también te van a gritar, y cada vez más!!!!

PONER LÍMITES DESDE LA SABIDURÍA

-Poner límites a los niños les da seguridad
-Tener claros los límites que quieras ponerle a tu hijo. No importa lo permisivo o autoritario que seas, cada uno tiene su estilo, pero donde decidas ponerlos manténlos.
-Ante una situación especial en que de antemano sepas que no vas a poderlos mantener y tu hijo va a “ganar” su batalla, no los pongas, para que no esté en entredicho tu autoridad.
-Poner los límites con cariño, con cordialidad. “Esto no puede ser porque no es bueno para tí”


CONCLUSIONES

LOS LÍMITES DEBEN SER: CLAROS- CONCRETOS- CONCISOS-
CUMPLIBLES Y CONGRUENTES
PARA PONER LOS LÍMITES SE REQUIEREN 3 PASOS:
SE HABLA- SE LES RECUERDA – SE ESTABLECEN CONSECUENCIAS
EXISTEN 2 CARACTERÍSTICAS BÁSICAS PARA PONER LÍMITES:
FIRMEZA Y CERCANÍA


EL LÍMITE CORRECTAMENTE APLICADO PRODUCE SUCESIVAMENTE:
• Autonomía (comienzan a valerse por sí mismos)
• Libertad (se les puede dar mayor libertad si se comportan adecuadamente)
• Auto-disciplina ( pueden desarrollar actividades sin necesidad de presiones externas, esto es fabuloso, es un regalo para toda la vida)
• Auto-control (les permite medirse, y no caer en excesos)
• Rigor interno (les permite levantarse y seguir adelante)

Al poner límites a tiempo protegemos a nuestros hijos de alcoholismo, drogas y comportamientos delictivos. Nos protegemos a nosotros al enseñarles respeto, orden, cuidado, generosidad.....en forma congruente y con afecto.

No todos los niños son iguales, ni se trata de estandarizarlos, se trata de ayudarlos a encontrar su mejor potencial.

Para finalizar
Insistimos en el respeto, calidez, afecto, atención y aceptación hacia tus hijos. La comprensión, la cercanía, permitirles expresar sus sentimientos de miedo, alegría, tristeza, enojo y afecto. Poner límites no significa impedirles que se expresen, es enseñarles a hacerlo en forma adecuada. Para hacer ésto se requiere de mucha paciencia, mucha constancia, trabajo personal (para no engancharte), amor y dedicación.
Y de ésto se trata el ser padre y madre!


Tomado y adaptado de: http://www.clavedevida.com.ar