martes, 4 de abril de 2017

Artículo: ¿SON NUESTROS HIJOS VULNERABLES A LA PRESIÓN GRUPAL?


Uno de los aspectos que más inquieta a los padres hoy en día es cómo hacer para que sus hijos sean menos vulnerables a las presiones sociales y en especial a las de grupo. Esta es una realidad a la que muchos niños y jóvenes se enfrentan durante su vida escolar, universitaria y en ocasiones hasta en la adultez.

El efecto que tienen las opiniones y comportamientos de los otros sobre lo que nuestros hijos piensan o las decisiones que toman puede ir  desde la influencia para vestirse de cierta forma, visitar ciertos lugares y tratar o no a ciertas personas, hasta beber alcohol, tener relaciones sexuales, fumar, consumir drogas, entre otras.

Las personas ceden ante la presión de grupo porque quieren caer bien, ser aceptados o porque se preocupan de que otros se burlen de ellos si no se unen y comportan igual que el resto del grupo. Otros ceden porque tienen curiosidad de probar algo nuevo que ciertos compañeros ya están haciendo.
La gente quiere ser aceptada por los que están a su alrededor, tanto que la mayoría está dispuesta a negar lo que sabe que es cierto. La frase y noción de "todo el mundo lo hace" ¿porqué tu no? influencia enormemente en el actuar de las personas y muchas veces hace que se coloque de lado el buen juicio y sentido común.  Muchos jóvenes han experimentado en carne propia el efecto de esta presión. Daniel, de 16 años, reconoce: “La presión de tus compañeros puede hacerte cambiar. Y cuantas más personas estén presentes, más aumenta la presión. Puede que incluso llegues a pensar que lo que hacen está bien”.
Para los niños y jóvenes, pertenecer a los grupos, ser aceptados y reconocidos por sus pares, tener un lugar entre ellos así como lo que piensen los amigos de ellos y su actuar, es una de las necesidades sociales más importantes.
Es importante no estigmatizar la presión del grupo como solo algo negativo.
Se debe estar consciente de que el grupo puede ejercer una presión e influencia positiva en las personas, por ejemplo: mejora del rendimiento académico, mejora de las relaciones sociales al compartir intereses con un grupo, establecimiento de nuevas relaciones sociales, inicio de intereses y actividades deportivas nuevas al pertenecer a nuevos grupos con dichos intereses, mejora de la capacidad de hablar en público y de la capacidad comunicativa en general, mejora del efecto del apoyo social ante enfermedades o eventos traumáticos al tener un grupo de apoyo, etc.

Sin embargo, todos sabemos que también la presión del grupo puede ser negativa, y puede llevar a tomar decisiones o realizar conductas inadecuadas, peligrosas y a actuar de manera inconveniente, incluso al margen de la Ley, aunque la persona sepa lo que hay que hacer: consumo de alcohol y drogas, práctica de sexo antes de la maduración adecuada, prácticas de riesgo por imitación, entrada en grupos con ideologías extremistas e incurrir en prácticas peligrosas como pueden ser la modificación de las pautas alimentarias, etc.

A muchos jóvenes les sorprende descubrir lo influyente que es la presión de sus compañeros. “A veces, la presión social es tan fuerte que ni siquiera la reconoces como tal. Comienzas a pensar que eres tú misma la que te presionas. Es más fuerte de lo que parece. El problema comienza cuando buscamos esa aprobación para validar nuestros sentimientos e ideas, cuando necesitamos de los demás para sentirnos seguros y tomar decisiones importantes en nuestra vida, cuando nuestro auto concepto y autoestima dependen excesivamente de lo que los demás piensen de nosotros” confiesa una joven.

Uno de los retos que tenemos como padres es hacer que nuestros hijos desarrollen habilidades para manejar proactivamente la presión de grupo, aprender a decir “no” de manera asertiva, identificar las acciones inadecuadas, y tomar buenas decisiones de acuerdo consigo mismo y sus valores, y no solo por la influencia de los demás.
Es difícil ser el único que rechaza la presión de grupo, pero se puedes lograr. Prestando atención a las creencias y a lo que se familiarmente se considera que está bien o mal puede ayudar a hacer lo correcto.  La fortaleza interna y la confianza en uno mismo ayudan a mantenerse firme, rechazar los intentos de convencimiento de otros y a resistir a hacer algo que se considera incorrecto. Utilizar estrategias alternativas como diferentes formas de decir “no”, hablar de forma contundente y con voz firme, buscar personas que respalden y piensen igual, usar el humor para negarse, dar excusas convincentes o proponer algo alternativo, ayudan a enfrentar esa presión.

Tomado y adaptado de:
el tiempo.com   kidshealth.org/es,
wol.jw.org.es   psicoglobalia.com


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