lunes, 26 de septiembre de 2016

Artículo: ¿CÓMO HACER QUE LAS FESTIVIDADES SEAN RELEVANTES PARA NUESTROS HIJOS?




Formas prácticas para transmitir la belleza de nuestro legado.

Involucrando a nuestros hijos

Los niños son curiosos por naturaleza. Les encanta explorar, escuchar y hacer preguntas. Cuando la vida judía se torna tediosa, nuestros hijos se apagan y sienten que el judaísmo es aburrido. Nada es más lejano a la realidad que eso, pero la inspiración debe comenzar con nosotros. Si nosotros nos acercamos a las Fiestas con temor o indiferencia, ¿cómo podemos esperar que nuestros hijos sientan excitación y alegría?
Entonces, el problema es que muchos de nosotros nos sentimos desconectados. Creemos que las festividades son "lo mismo de siempre". No podemos delegar nuestro judaísmo a las escuelas judías, a los maestros o a la Sinagoga.
Tenemos que involucrar a nuestros niños, asumir la responsabilidad y transmitir la belleza de nuestro legado a nuestros hijos e hijas. Nosotros tuvimos el privilegio de traer estas almas al mundo; ahora, debemos nutrirlas con fé y tradiciones.

Haciendo que las festividades sean relevantes para nuestros niños

1.    Redescubre la emoción de las tradiciones :
Si estudiamos más y evitamos quedarnos estancados, entonces podremos volver a encender nuestra pasión por el judaísmo. Podemos compartir los pensamientos en familia. No permitas que pasen las festividades sin que aprendan algo nuevo de ellas, y asegúrate de que tu familia sea parte de tus nuevos conocimientos. Si repetimos todos los años el mismo mensaje sin encontrar un conocimiento más profundo, nuestros hijos sentirán que nos han superado y nosotros no estaremos motivados para crecer.

2.    Actividades familiares:
Cuando nos reunimos, nos unimos como familia. Maximizamos nuestros días y aumentamos nuestra conexión. Las festividades nos permiten disfrutar de nuestro tiempo juntos mientras fortalecemos el santuario en miniatura que todo hogar judío puede llegar a ser.

Aquí hay algunas ideas para niños de todas las edades:

·      Crea tarjetas de festividades para los amigos y la familia. Nuestro mundo está tan acostumbrado a los emails y los mensajes de texto que ya nadie se toma el tiempo para escribirle un mensaje especial a otra persona. Imagina la alegría que les darías a los abuelos, a tus vecinos solitarios y a tus amigos y parientes que tanto apreciarían una conexión personal. Un cálido mensaje en una tarjeta hecha a mano iluminaría la vida de muchas personas.

·      Piensa en objetivos a los que tu familia pueda aspirar este año. Es un buen momento para la introspección. Podemos idear formas que nos ayuden a ser más amables con los demás, como no usar el teléfono mientras cenamos juntos. Podemos asignar tiempo para estar en familia y conversar. Podemos hablar sobre ponernos algún objetivo respecto al cumplimiento de mitzvot, como bendecir antes de comer o recitar el Shemá antes de ir a dormir. Podemos prohibirnos hacer lashón hará (chismear) en nuestras comidas y tratar de ser más sensibles hacia los demás.

·      Establece con tus hijos una tradición de jésed (bondad) para que tu familia haga este año. Quizás tienes un vecino que vive sólo o amigos que no han descubierto la belleza de Shabat. Puede que haya gente en tu vida que está teniendo dificultades económicas o emocionales.

·      También puedes alentar a tus hijos a llenar bolsas con su ropa usada para ayudar a niños necesitados. Explícales cuánto apreciará otro niño su chaqueta en un día frío o sus bonitas ropas cuando vayan a la escuela con chicos de su edad que visten a la moda. Si les dedicas un tiempo podrás enseñarles a tus hijos cómo pueden hacer una diferencia en este mundo.

·      Puedes tener una caja de tzedaká (caridad). Los niños pueden decorar sus cajas como deseen. Algunas familias tienen una tradición de poner una moneda en la caja de tzedaká cada viernes antes de encender las velas. Conversa sobre a quién te gustaría dar la tzedaká este año cuando la caja esté llena. Enséñales apreciar lo que Di-s nos dió y que nunca debemos volvernos arrogantes y olvidar a quienes necesitan nuestra ayuda.

·      Se acostumbra pedir perdón a los demás en la época previa a Rosh Hashaná y Kipur. Pide disculpas de forma verbal. No dejes que los hermanos se guarden rencor. Asegúrate de que los niños vean a sus padres comenzar el año con paz y tranquilidad. Si tuviste un año difícil con uno de tus hijos, explícale que tal como le pedimos a Di-s que nos perdone y que nos permita comenzar desde cero, debemos hacer lo mismo el uno con el otro. Bendice a tus hijos.

Tenemos en nuestro interior la capacidad de crear recuerdos para la próxima generación. No perdamos esa gran oportunidad.


Tomado y adaptado de Aishlatino.com



lunes, 19 de septiembre de 2016

Artículo: COSAS QUE DEBES SABER SI PARTICIPAS EN GRUPOS DE WHATSAPP PARA PADRES DE ALUMNOS


Estos grupos hacen que problemas aislados con los profesores se conviertan en problemas colectivos

Tampoco deberíamos obsesionarnos con los deberes de nuestros hijos.

Soy profesora desde hace 17 años, tengo tres hijos en primaria y hace poco reuní el valor para abandonar un grupo de WhatsApp. Se trataba de un grupo formado por los padres de los compañeros de clase de una de mis hijas y lo hice porque se había generado un ambiente incómodo.
Incluso antes de que empezaran las clases, algunos padres compartieron opiniones desfavorables sobre el docente que les habían llegado a través de terceras personas. Curiosamente, yo era la única que había tenido una experiencia directa con el docente, porque había dado clases a mi hijo mayor, pero la gente estaba predispuesta en su contra sin conocerlo.
Nada más empezar las clases, se criticaba cada decisión que tomaba, incluso en un tono ofensivo. Una de las integrantes del grupo pidió un poco de paciencia y algunos de los padres se volvieron en su contra. Como si el hecho de reclamar sensatez fuese sinónimo de no preocuparse por el bienestar de los niños. En ese momento, al ver cómo estaban las cosas, abandoné el grupo.
Desde hace un tiempo, los grupos de WhatsApp han ocupado el lugar de los corrillos que se formaban a la salida del colegio.
Por tratarse de un fenómeno nuevo, a veces no los manejamos bien y desde mi experiencia como madre y profesora, creo que deberíamos tener en cuenta lo siguiente:
- Que nuestras opiniones sean propias. En el caso de mi grupo de WhatsApp, el clima hostil hacia el docente empezó antes que las clases. Podría darse el caso de que el docente no sea bueno, claro, y que las críticas estuvieran justificadas. Pero también hay ocasiones en las que sencillamente los métodos de un docente, aunque sean válidos, no convencen a todos. O podría ser que los comentarios negativos se debieran a una mala experiencia aislada. Sea como sea, lo mejor es confiar en las capacidades del docente y dejar pasar un tiempo para formarnos una opinión. Así evitaríamos que problemas individuales se conviertan en problemas colectivos.

- Que hay unos cauces establecidos para las quejas. Es normal que la gente use los grupos para desahogarse, pero debemos mantener el respeto y saber que esos grupos no solucionan los problemas. En caso de que hubiera algún problema grave, yo recomendaría hablarlo primero con el docente. En caso de que no funcione, los padres pueden acudir a la dirección del centro. Y en caso de que esto tampoco funcione, queda el recurso de instancias superiores. Los padres tienen todo el derecho de acudir a éstas instancias, pero la mayoría de las veces, los problemas tienen una solución más sencilla.

- Que hay que crear un clima agradable. Los grupos de WhatsApp generan cierta presión grupal. Pasa incluso cuando toca felicitar un cumpleaños. En caso de no hacerlo, siempre queda la posibilidad de que se vea como una ofensa. Pues bien, en los grupos de padres, si no te sumas a las quejas, podría parecer que no te preocupas lo suficiente por los niños. Por tanto, habría que promover un clima en el que todo el mundo se sienta cómodo para verter sus opiniones personales, aunque no coincidan con las de la mayoría.

- Que los asuntos privados deberían quedar al margen. Los grupos de padres de alumnos existen para hablar de cuestiones relativas al colegio. Sería conveniente que dejáramos las cuestiones privadas para los grupos de amigos. Y lo mismo digo sobre los chistes y los vídeos que nada tienen que ver con el colegio, así como los chismes y críticas improductivas y maliciosas.

- Que no le quitemos responsabilidad a nuestros hijos. Los deberes de nuestros hijos ocupan buena parte de las conversaciones en estos grupos: que si son muchos, que si son pocos... Si hay alguna queja, como dije, lo mejor es hablarlo con el docente. También suele haber muchas peticiones del tipo: "A mi hijo no le ha quedado claro si tocaba hacer este ejercicio o aquel" o "Mi hijo se ha olvidado las fichas en clase, ¿me las podéis pasar por WhatsApp?". No creo que sea bueno que nos empeñemos en solucionar los problemas de nuestros hijos: debemos respetar su autonomía y su capacidad de decisión. Y si en algún momento se equivocan, será bueno que aprendan a asumir su responsabilidad. Si resolvemos todo el rato sus problemas, al profesor no le llegará una información adecuada sobre el niño, y no podrá buscar las herramientas necesarias para enseñarle bien.
Al fin y al cabo, se trata de respetar en los grupos de WhatsApp las mismas cosas que fuera de ellos: decir las cosas a la cara y evitar que los problemas concretos se conviertan en una bola muy grande difícil de manejar.

Tomado de: Elpaís.com

lunes, 12 de septiembre de 2016

Artículo: ¿QUÉ DEBEMOS HACER LOS PADRES DURANTE EL AÑO ESCOLAR?

Así como los profesores y alumnos están llamados a asumir unos deberes, los padres también debemos tomar parte activa en la vida escolar de nuestros hijos. Este tema es de vital importancia si lo que se pretende es educar a los hijos de forma integral, logrando un trabajo conjunto entre la escuela y la familia.
La escuela es el complemento educativo más importante en la formación de los hijos, de hecho es allí donde pasan la mayor parte de su tiempo, siendo éste el escenario de aprendizaje no sólo intelectual, sino de desarrollo social y emocional. Por eso es importante que como padres de familia creemos un vínculo con el colegio y no nos desliguemos de este aspecto protagonista en el desarrollo de los hijos.
Es importante que los hijos sientan que como padres nos interesamos por lo que sucede en el colegio, pues para los chicos este espacio hace parte de su vida. En este caso, el desinterés que podamos demostrar como padres puede ocasionar inseguridad emocional e inestabilidad en nuestros hijos.
La educación es una tarea conjunta entre colegio y familia. Si ambos trabajan por separado, no se lograrán a cabalidad los objetivos que se ha trazado en la educación de los hijos. Es por ello muy importante que como padres procuremos:
1.- Conocer a los profesores del curso. Es importante conocer a las personas que estarán al frente de la educación de nuestros hijos. No tiene que ser una reunión formal, sólo una charla para que ambas partes se presenten y propicien un acercamiento inicial. Para los docentes también es importante conocer el ámbito familiar en el que crecen los alumnos.
2.- Mantenernos en constante comunicación con la escuela. Conocer cómo se comportan los hijos, cómo va su proceso, en qué tienen dificultades y cuáles son sus puntos fuertes. Esta valiosa información sirve además para establecer objetivos en casa. 
3.- Asistir a las reuniones de padres. Los colegios abren diversos espacios para que los padres participen y se involucren mucho más en el proceso educativo, pero muchas veces somos los padres los que cerramos esas puertas de diálogo, olvidándonos que se trata del proyecto educativo de nuestros propios hijos.  
4.- Crear un vínculo positivo. Como sabemos, los padres somos el principal modelo y ejemplo para nuestros hijos. Si observan que en casa hay una actitud abierta y una relación recíproca con el colegio, ellos se harán conscientes de que ambos conforman un equipo que tiene como objetivo central su bienestar y desarrollo integral.
También es  muy importante que los padres nos refiramos al colegio en términos positivos y mostremos una actitud alentadora hacia los hijos. Es muy difícil exigirles que quieran el colegio cuando nosotros  expresamos y demostramos todo lo contrario.
5.- Manejar las diferencias entre los adultos. Se debe dejar a los hijos fuera de toda situación de desconcierto, pues serán ellos los más perjudicados. Cuando como padres estemos en desacuerdo con alguna decisión de la escuela, debemos hablar directamente con la persona encargada para resolver la problemática, pero nunca involucrar a los hijos en ella. Lógicamente, esta premisa es igualmente válida para la escuela, quien no debe desautorizar a la familia. 
6.- Participar en las actividades. Las instituciones educativas están compuestas por tres grupos principales: los profesores y empleados, los estudiantes y las familias. Si estas últimas no se hacen partícipes, el conjunto queda incompleto. 
Participar en las actividades de formación como las escuelas de padres, talleres y conferencias, es ejercer un deber que se tiene como padre de familia, además es una valiosa oportunidad de capacitación para educar mejor. Adicional a éstas, también están los entes administrativos que son de competencia de los padres, como la sociedad de padres y las juntas directivas.
Aparte para los hijos es gratificante que como padres tengamos presencia en estas iniciativas, en especial las recreativas (como bazares, actividades culturales, de integración, etc.) que involucran a todo el grupo familiar.  
7.- Apoyar a los hijos en sus deberes escolares; no hacerlos por ellos. Nuestros hijos deben asumir sus responsabilidades desde que son pequeños, así como las consecuencias de sus actos, por eso se debe evitar llevarles tareas o materiales de estudio cuando se les olviden en casa. “Alcahuetear” o hacernos "cómplices" en este aspecto, es hacerles daño.
Cuando padres y profesores trabajan unidos buscando el logro de objetivos comunes, los frutos se verán reflejados en la formación académica y humana de los hijos.
Tomado de  LaFamilia.info