lunes, 19 de diciembre de 2016

Artículo: CANNABIS O MARIHUANA. MITOS Y REALIDADES DEL CONSUMO ADOLESCENTE


Se considera que la edad de inicio de consumo de cannabis está entre los 13 y 15 años y por razones de maduración personal y cerebral, los jóvenes menores de 20 años están más expuestos a las consecuencias negativas del consumo de cannabis.
El cannabis proviene de una planta llamada "cannabis sativa". Su principio activo es el tetrahidrocannabinol (THC) y se consume habitualmente en forma de cigarro, conocido como "porro", que se fabrica manualmente a base de marihuana (hojas secas) o hachís (resina sólida) mezclado con tabaco.
Aunque cada persona tiene diferentes motivos para empezar a consumir cannabis, existen ciertos "mitos" que normalizan el consumo y hacen creer que no hay riesgo alguno. 
Los efectos del cannabis entre los adolescentes
El cannabis tiene unos efectos inmediatos, derivados del hecho de fumarlo, y otros a largo plazo. Algunos factores como la cantidad, la concentración de THC, la constitución biológica y otras características psicológicas de la propia persona como las expectativas positivas, el ambiente en el que se consume, el estado de ánimo previo y las experiencias previas influyen de manera directa en los efectos inmediatos; siendo los más comunes: alegría, risas, bulla, alteraciones perceptivas, torpeza, lentitud, taquicardia, hambre y fatiga.
A largo plazo, los efectos son:
-   Dependencia: alrededor del 10% de fumadores esporádicos desarrolla dependencia.
-   Aumento del riesgo de enfermedades respiratorias.
-   Deterioro de las capacidades cognitivas: memoria, atención y aprendizaje.  Este riesgo es mayor cuando el consumo se inicia en la adolescencia.
-   "Síndrome amotivacional": desinterés general por todo lo que le rodea.
-   Mayor probabilidad de trastornos psiquiátricos en personas vulnerables: psicosis, ansiedad, depresión.
-   Consecuencias sociales: abandono y fracaso escolar; problemas de convivencia, irritabilidad, discusiones.
Sabrina Sánchez Quintero, psicóloga clínica del Programa de Conductas Adictivas y Patología Dual del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica HM Puerta del Sur, explica que "aunque se ha descrito un patrón de escalada que empezaría con tabaco y alcohol, continuaría con cannabis y culminaría con otras sustancias (heroína o cocaína), no ocurre necesariamente en todos los que fuman cannabis. Muchos consumidores cierran su ciclo del consumo con la abstinencia y la adopción de hábitos saludables", por lo que es importante detectar el consumo, tratarlo y controlarlo.
Mitos sobre el cannabis
1. El cannabis es "natural". El hecho de que el cannabis se extraiga de una planta invita a muchas personas a decir que es "natural", pero eso no significa que no sea nocivo. De hecho, no todo lo "natural" es saludable y además se conoce que actualmente las plantas y el hachís son adulterados para modificar la concentración del THC, lo que implica mayor composición activa nociva para el cuerpo.
2. El cannabis "no crea adicción". Como todas las drogas, el cannabis también genera dependencia, que se manifiesta cuando ocupa un lugar central en la vida del adolescente, situación bastante común entre los jóvenes y, cuando han intentado dejarlo muchos no lo logran hacer o, tras dejarlo sufren de muchas recaídas.
Consejo para padres
En general, para los adolescentes es difícil reconocer su adicción y muchos padres se preguntan cómo actuar cuando descubren que su hijo consume cannabis.
El acercamiento y la comunicación son fundamentales entre padres y adolescentes. Pero además, la psicóloga Sabrina Sanchez Quintero apunta que "lo recomendable es acercarse tranquilamente a él para preguntarle por sus motivos para consumir. Al mismo tiempo, hay que transmitirle firmemente la idea, hoy bien contrastada, de que el consumo a esa edad tiene riesgos para su salud y que no lo aprueban. "Si al dejar de fumar, aparecen síntomas como irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito, aumento del consumo de tabaco, insomnio y dificultad de concentración, puede sospecharse un cuadro de abstinencia de cannabis por dependencia del mismo, por lo que sin duda, es el momento de solicitar una valoración y una eventual ayuda profesional".

Adaptado de: Hacer familia.com

lunes, 5 de diciembre de 2016

Artículo: COBARDE: EL NUEVO PERFIL DIGITAL



Por: Noelia Lopez - Conferencista y consultora de RRHH.

Esos que atacan sin piedad amparándose en las redes, diciendo y haciendo lo que nunca harían cara a cara.

Se está dando un fenómeno curioso desde hace tiempo, con el auge de internet y las redes sociales, que se llama COBARDÍA MAYÚSCULA. 

Sí, es eso ni más ni menos. Cobardía con todas sus letras.
Lo he sufrido yo y veo que lo sufren amigos míos y personas por las redes.
Esos personajes que se amparan en perfiles sin nombre, o con nombre sin foto y se dedican a decir y opinar salvajemente lo que JAMÁS dirían cara a cara. Y por supuesto, hacen cosas que jamás harían en persona.
Es curioso el PODER que da internet. Cualquier persona puede opinar, decir y ejercer infinita influencia. Si además causa furor debido a su polémica, le brinda satisfacción esa persona por haber creado el conflicto y por haber conseguido que todos hablen de él.

Resulta así, que a MÁS PODER, MÁS RESPONSABILIDAD. Es decir, si tengo un arma en mi mano, tengo que aprender a usarla porque si no….solo hay que mirar cómo está el mundo y los últimos acontecimientos.

Dentro de la Educación Digital, aparece sin lugar a dudas la necesidad de aprender a comunicar de manera adecuada. Si ya somos bastante nulos en general a la hora de comunicar en persona de manera asertiva cuando tenemos una pantalla delante, nos volvemos unos COBARDES literalmente. 
Antes de escribir nada, sería muy aconsejable que nos preguntáramos: ¿Diría esto tal cual a la cara a la persona o personas a las que me estoy dirigiendo? …seguro que no.
Sabías que en ask.fm.  puedes hacer preguntas de manera anónima a otros usuarios. Te imaginas lo que se puede llegar a encontrar ahí porque por supuesto no solo son preguntas, sino que te diriges de manera anónima a un usuario sin ningún tipo de censura. Esto ha causado furor entre la gente joven y no me extraña. Solo para que sepan, ya existen tutoriales en youtube que te explican cómo averiguar quién es el anónimo que te ha preguntado (y cuando hablo de anónimo hablo de personas que se ponen en su avatar “Speedy Gonzalez”, por ejemplo).

En mi caso, lo siento pero tengo que decirles que no voy a entrar en el juego:

·       No me verán nunca en discusiones sin sentido por Facebook o Twitter. En discusiones que, desde mi punto de vista, deben darse cara a cara.

·       Tampoco haré comentarios gratuitos que no haría cara a cara, prefiero otro tipo de conversaciones.

·       Verdades absolutas HAY MUY POCAS. Todo son opiniones y puntos de vista. Así que intentar convencer de mi punto de vista a través de una pantalla, o la persona está dispuesta a leer y aceptar o no vamos a ningún sitio. Y viceversa.

·       En las discusiones para que sean productivas, debemos hacer que intervengan TODOS los elementos de la comunicacióngestos, tono de voz, miradas, cercanía, lejanía, mensaje…porque si no, entramos en una rueda sin sentido



Tomado y  adaptado de: noelialopezcheda.wordpress.com



lunes, 28 de noviembre de 2016

Artículo: MAMÁ ME GUSTA CUANDO ME ESCUCHAS


Cuando tu hijo te cuenta algo, ¿le contestas inmediatamente dándole tu opinión o algún consejo? No siempre es lo que el niño necesita.

¿Qué hacemos cuando nuestro hijo llega a casa disgustado del colegio porque ha peleado con su mejor amigo?
Es probable que nuestra respuesta natural e inmediata sea consolarlo ("No te preocupes, no es para tanto"), decirle lo que tiene que hacer ("Puedes jugar con otros niños"), sermonearlo ("Los amigos cambian, la vida es así") o interpretar la situación desde nuestro prisma ("A lo mejor se ha cansado de que no le dejes tus juguetes").

Estas respuestas, aunque puedan parecer adecuadas porque son empáticas y están cargadas de buenas intenciones y soluciones, suelen ser precipitadas y parciales. Por eso no siempre ayudan tanto como pretenden.

Y es que, si no dedicamos tiempo a escuchar de verdad, nuestras respuestas darán cuenta de una parte limitada de lo que nos cuentan y, más que ayudar a nuestros hijos a pensar por sí mismos sobre sus experiencias, estarán teñidas de nuestra propia forma de ver las cosas y más orientadas a zanjar la situación que a comprender en profundidad.
Normal, si tenemos en cuenta que muchas veces los pequeños nos hablan mientras estamos pendientes de la lavadora, el teléfono o ese problema laboral que no se resuelve. Oímos, pero no escuchamos.

Si haces lo siguiente sentirá que le atiendes

1. Mírale a la cara
Sea lo que sea lo que nos esté contando nuestro hijo, manifestar que nos interesa de forma activa es un primer paso para abrir los canales de comunicación. Mostrar interés favorece, además, que la persona que tenemos delante nos cuente detalles, reflexione y se haga preguntas. La manera de hacerlo suele ser pedir más información sobre lo que nos cuentan, sin mostrar acuerdo ni desacuerdo, y utilizando palabras neutrales ("¿Me cuentas más sobre esto?" o "sigue, sigue").
Nuestro lenguaje corporal, además, debe ser coherente con nuestro interés (inclinarnos un poquito hacia delante cuando el otro habla, asentir, mirarle fijamente, ponernos a su altura...).

2. Pregunta para saber más
Un paso más allá del interés es aclarar lo que nos están contando para tener más información y ayudar al niño, mediante nuestras preguntas, a ver otros puntos de vista distintos al suyo y enriquecer su historia. Por ejemplo:
·       "Cuando te dijo que ya no era tu amigo, ¿tú qué hiciste?".
·       "¿Había otros amigos delante cuando os peleasteis? ¿Y qué les pareció?".
·       "¿Cómo crees que se sentía tu amigo?".
·       "Si se lo contaras a la profesora, ¿qué te diría?".
·       "¿Para ti qué ha sido lo más difícil?".

3. Parafrasea lo que dice
Repetir las ideas básicas y los hechos principales nos ayudará a demostrar que estamos entendiendo lo que sucede y, de paso, verificaremos si lo estamos "captando" tal y como nuestro hijo quiere:
·       "Entonces, lo que me estás diciendo es que hoy ha sido muy mal día porque no recuerdas haber hecho nada divertido".
·       "A ver si me he enterado bien. Me estás diciendo que no te gusta lavarte el cabello porque luego te aburres mientras te la seco con el secador". 

4. Refleja sus sentimientos
Hacer de "espejo" de los sentimientos del que habla contribuye a mostrarle que le entendemos y, además, ayuda al niño a ser más consciente de esos mismos sentimientos:
·       "Te duele que siempre te digan que no paras quieta".
·       "Te pone súper orgullosa haber sido elegida la delegada del clase, ¿verdad?".
·       "Creo que lo que me estás queriendo decir es que te pones nervioso cuando tienes que esperar a que pase algo que te apetece mucho".

5. Resume lo que dice
Se trata de repetir los hechos y las ideas principales, juntando los hechos y las ideas importantes, a modo de resumen, asegurándonos de no dejarnos nada "en el tintero":
"Entonces, si lo he entendido bien, Martín y tu habéis discutido y tú estás molesto porque tanto él como el resto de los niños dicen que has sido el causante de todo, y eso ha hecho que estés de mal humor durante toda la tarde".

6. Valida su discurso    
Es mostrar que se acepta lo que el pequeño dice aunque no se esté de acuerdo. De hecho, una de las funciones más importantes de la escucha activa es dar por legítimos los puntos de vista del que habla (por ejemplo, el derecho a sentir que una situación es injusta, aunque no tenga razón).


Tomado de serpadres.es