Se considera que la edad
de inicio de consumo de cannabis está entre los 13 y 15 años y por razones de
maduración personal y cerebral, los jóvenes menores de 20 años están más
expuestos a las consecuencias negativas del consumo de cannabis.
El
cannabis proviene de una planta llamada "cannabis sativa". Su
principio activo es el tetrahidrocannabinol (THC) y se consume
habitualmente en forma de cigarro, conocido como "porro", que se
fabrica manualmente a base de marihuana (hojas
secas) o hachís (resina sólida) mezclado con tabaco.
Aunque
cada persona tiene diferentes motivos para empezar a consumir cannabis, existen
ciertos "mitos" que normalizan el consumo y hacen creer que no hay
riesgo alguno.
Los
efectos del cannabis entre los adolescentes
El
cannabis tiene unos efectos inmediatos, derivados del hecho de fumarlo, y otros
a largo plazo. Algunos factores como la cantidad, la concentración de THC,
la constitución biológica y otras características psicológicas de la propia
persona como las expectativas positivas, el ambiente en el que se consume, el
estado de ánimo previo y las experiencias previas influyen de manera directa en
los efectos inmediatos; siendo los más comunes: alegría, risas, bulla,
alteraciones perceptivas, torpeza, lentitud, taquicardia, hambre y fatiga.
A
largo plazo, los efectos son:
-
Dependencia: alrededor del 10% de fumadores esporádicos desarrolla dependencia.
- Aumento del riesgo de enfermedades respiratorias.
- Deterioro de las capacidades cognitivas: memoria, atención y aprendizaje. Este riesgo es mayor cuando el consumo se inicia en la adolescencia.
- "Síndrome amotivacional": desinterés general por todo lo que le rodea.
- Mayor probabilidad de trastornos psiquiátricos en personas vulnerables: psicosis, ansiedad, depresión.
- Consecuencias sociales: abandono y fracaso escolar; problemas de convivencia, irritabilidad, discusiones.
- Aumento del riesgo de enfermedades respiratorias.
- Deterioro de las capacidades cognitivas: memoria, atención y aprendizaje. Este riesgo es mayor cuando el consumo se inicia en la adolescencia.
- "Síndrome amotivacional": desinterés general por todo lo que le rodea.
- Mayor probabilidad de trastornos psiquiátricos en personas vulnerables: psicosis, ansiedad, depresión.
- Consecuencias sociales: abandono y fracaso escolar; problemas de convivencia, irritabilidad, discusiones.
Sabrina
Sánchez Quintero, psicóloga clínica del Programa de Conductas Adictivas y
Patología Dual del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica HM Puerta del
Sur, explica que "aunque se ha descrito un patrón de escalada que
empezaría con tabaco y alcohol, continuaría con cannabis y culminaría con otras
sustancias (heroína o cocaína), no ocurre necesariamente en todos los que fuman
cannabis. Muchos consumidores cierran su ciclo del consumo con la abstinencia y
la adopción de hábitos saludables", por lo que es importante detectar el
consumo, tratarlo y controlarlo.
Mitos
sobre el cannabis
1.
El cannabis es "natural". El
hecho de que el cannabis se extraiga de una planta invita a muchas
personas a decir que es "natural", pero eso no significa que no sea
nocivo. De hecho, no todo lo "natural" es saludable y además se
conoce que actualmente las plantas y el hachís son adulterados para
modificar la concentración del THC, lo que implica mayor composición activa
nociva para el cuerpo.
2.
El cannabis "no crea adicción". Como
todas las drogas, el cannabis también genera dependencia, que se manifiesta
cuando ocupa un lugar central en la vida del adolescente, situación
bastante común entre los jóvenes y, cuando han intentado dejarlo muchos no lo
logran hacer o, tras dejarlo sufren de muchas recaídas.
Consejo
para padres
En
general, para los adolescentes es difícil reconocer su adicción y muchos padres
se preguntan cómo actuar cuando descubren que su hijo consume cannabis.
El
acercamiento y la comunicación son fundamentales entre padres y adolescentes.
Pero además, la psicóloga Sabrina Sanchez Quintero apunta que "lo
recomendable es acercarse tranquilamente a él para preguntarle por sus motivos
para consumir. Al mismo tiempo, hay que transmitirle firmemente la idea, hoy
bien contrastada, de que el consumo a esa edad tiene riesgos para su salud y
que no lo aprueban. "Si al dejar de fumar, aparecen síntomas como
irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito, aumento del consumo de tabaco,
insomnio y dificultad de concentración, puede sospecharse un cuadro de
abstinencia de cannabis por dependencia del mismo, por lo que sin duda, es el
momento de solicitar una valoración y una eventual ayuda profesional".
Adaptado de: Hacer familia.com
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