Así
como los profesores y alumnos están llamados a asumir unos deberes, los padres
también debemos tomar parte activa en la vida escolar de nuestros hijos. Este
tema es de vital importancia si lo que se pretende es educar a los hijos de
forma integral, logrando un trabajo conjunto entre la escuela y la familia.
La
escuela es el complemento educativo más importante en la formación de los
hijos, de hecho es allí donde pasan la mayor parte de su tiempo, siendo éste el
escenario de aprendizaje no sólo intelectual, sino de desarrollo social y
emocional. Por eso es importante que como padres de familia creemos un vínculo
con el colegio y no nos desliguemos de este aspecto protagonista en el
desarrollo de los hijos.
Es
importante que los hijos sientan que como padres nos interesamos por lo que
sucede en el colegio, pues para los chicos este espacio hace parte de su vida.
En este caso, el desinterés que podamos demostrar como padres puede ocasionar
inseguridad emocional e inestabilidad en nuestros hijos.
La
educación es una tarea conjunta entre colegio y familia. Si ambos trabajan por
separado, no se lograrán a cabalidad los objetivos que se ha trazado en la
educación de los hijos. Es por ello muy importante que como padres procuremos:
1.- Conocer a los profesores del curso. Es
importante conocer a las personas que estarán al frente de la educación de
nuestros hijos. No tiene que ser una reunión formal, sólo una charla para que
ambas partes se presenten y propicien un acercamiento inicial. Para los
docentes también es importante conocer el ámbito familiar en el que crecen los
alumnos.
2.- Mantenernos en constante comunicación con la escuela. Conocer cómo se comportan los hijos, cómo va su proceso, en qué
tienen dificultades y cuáles son sus puntos fuertes. Esta valiosa información
sirve además para establecer objetivos en casa.
3.- Asistir a las reuniones de padres. Los
colegios abren diversos espacios para que los padres participen y se involucren
mucho más en el proceso educativo, pero muchas veces somos los padres los que
cerramos esas puertas de diálogo, olvidándonos que se trata del proyecto
educativo de nuestros propios hijos.
4.- Crear un vínculo positivo. Como
sabemos, los padres somos el principal modelo y ejemplo para nuestros hijos. Si
observan que en casa hay una actitud abierta y una relación recíproca con el
colegio, ellos se harán conscientes de que ambos conforman un equipo que tiene
como objetivo central su bienestar y desarrollo integral.
También
es muy importante que los padres nos refiramos al colegio en términos
positivos y mostremos una actitud alentadora hacia los hijos. Es muy difícil
exigirles que quieran el colegio cuando nosotros expresamos y demostramos
todo lo contrario.
5.- Manejar las diferencias entre los adultos. Se debe dejar a los hijos fuera de toda situación de desconcierto,
pues serán ellos los más perjudicados. Cuando como padres estemos en desacuerdo
con alguna decisión de la escuela, debemos hablar directamente con la persona
encargada para resolver la problemática, pero nunca involucrar a los hijos en
ella. Lógicamente, esta premisa es igualmente válida para la escuela, quien no
debe desautorizar a la familia.
6.- Participar en las actividades. Las
instituciones educativas están compuestas por tres grupos principales: los
profesores y empleados, los estudiantes y las familias. Si estas últimas no se
hacen partícipes, el conjunto queda incompleto.
Participar
en las actividades de formación como las escuelas de padres, talleres y
conferencias, es ejercer un deber que se tiene como padre de familia, además es
una valiosa oportunidad de capacitación para educar mejor. Adicional a éstas,
también están los entes administrativos que son de competencia de los padres,
como la sociedad de padres y las juntas directivas.
Aparte
para los hijos es gratificante que como padres tengamos presencia en estas
iniciativas, en especial las recreativas (como bazares, actividades culturales,
de integración, etc.) que involucran a todo el grupo familiar.
7.- Apoyar a los hijos en sus deberes escolares; no hacerlos por ellos. Nuestros hijos deben asumir sus responsabilidades desde que son
pequeños, así como las consecuencias de sus actos, por eso se debe evitar
llevarles tareas o materiales de estudio cuando se les olviden en casa.
“Alcahuetear” o hacernos "cómplices" en este aspecto, es hacerles
daño.
Cuando
padres y profesores trabajan unidos buscando el logro de objetivos comunes, los
frutos se verán reflejados en la formación académica y humana de los hijos.
Tomado de
LaFamilia.info
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