Dentro de un escenario completamente infantil, la
aceptación y el rechazo se alternan con frecuencia. Los niños deciden con quién
jugar cada día, y van probando relaciones de poder, de conveniencia y
finalmente de amistad, buscando conexiones variadas.
Ellos están en formación, y por naturaleza tienen la
habilidad de adaptarse y perdonar. Es bastante común que el enemigo acérrimo de
hoy llegue a ser el compañero de juegos de mañana.
Sin embargo, estamos viviendo en
un mundo cada vez menos tolerante. Como adultos, es difícil dar a otros el
beneficio de la duda, y nos sentimos obligados a proteger a los hijos de muchas
amenazas reales e imaginadas. Solemos escucharnos decir: “No te dejes,
hijo” “Pega tú primero”. Y no puede faltar la pregunta frecuente de hoy
día: “¿A mi hijo lo estarán bullyando?”
Este panorama de miedo resulta bastante estéril para la
siembra de la tolerancia y la convivencia, valores que se aprenden por la
práctica.
Te invitamos a que desde casa se enriquezca el ambiente,
abriendo las posibilidades para que tu hijo conozca y acepte a los demás.
1.
Enseña a tu hijo a aceptarse a sí
mismo.
En casa, pregona este mensaje: "Eres un ser
único, precioso e irrepetible, nacido del amor. Vales TODO, no por lo que
tienes, sino por lo que eres."
Deja que él tenga la práctica de enfrentar retos y
resolver problemas.
Deja que se equivoque en un ambiente seguro, donde no
pasa nada.
Refuerza su seguridad personal NO metiéndote a “salvarlo”
hasta que verdaderamente sea necesario.
2.
Refuerza con tu hijo su identidad.
Él debe saber perfectamente quiénes son sus papás, sus
abuelos y sus primos. ¿De qué país vienen originalmente? ¿Qué idiomas
hablan? ¿Qué religión practican?
En casa, ¿cuáles son los valores más importantes que
identifican a tu familia? ¿Qué deportes prefieren? ¿Cuáles son sus mascotas?
Ayuda a tu hijo a tener un fuerte sentido de pertenencia
dentro de la familia, donde la aceptación debe ser incondicional.
3. Habla a tu hijo sobre la diversidad.
Todo el mundo es diferente. Todos no tenemos cosas en
común y somos diferentes en distintos aspectos,
pero a pesar de las diferencias,
todos somos dignos de respeto.
Conversa con tu hijo sobre las formas de ser diferente.
En su salón de clases hay niños y niñas. Hay personas tranquilas y personas
inquietas. Hay niños que les gusta el deporte y niños que prefieren leer. Las
familias de los niños son diferentes también.
Deja claro que las diferencias son oportunidades para
aprender de los demás. La diversidad inspira interés, no miedo.
4.
Habla con tu hijo sobre diferencias
físicas y raciales.
Características como color de ojos, cabello y piel son
obvias, y los niños se fijan en ellas sin asignarles ningún valor específico.
Sin embargo, actitudes racistas se aprenden.
Enseña a tus hijos que hay una sola raza: la raza humana. Todos tenemos características
físicas que recibimos en herencia de nuestras familias. Debemos de sentirnos
orgullosos de nuestras facciones únicas y respetar a los demás sin poner
ninguna barrera racial.
5.
Concientiza a tu hijo sobre las
diferencias socioeconómicas.
En algunos ambientes, las personas se clasifican por su
clase social.
Enseña a tu hijo a respetar a todos por lo que son y no
por lo que tienen. El esfuerzo
de cada persona se valora, y el dinero no da el derecho de menospreciar a
nadie. A todos se les trata con educación.
6.
Invita a tu hijo a ser empático.
En la vida diaria hay muchas oportunidades para tener
paciencia con los demás y no descalificarlos por tener diferentes habilidades o
diferentes puntos de vista.
Invita a tu hijo a siempre dar a otros una primera
oportunidad, pensando en los sentimientos.
La Aceptación y la Tolerancia
ayudan a crear un ambiente donde tu hijo y su familia también serán aceptados y
sin condiciones.
Tomado de about.com
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