Es común que como padres
frecuentemente sintamos urgencia por demandar obediencia, queremos que las
cosas se hagan a nuestra manera y en nuestros tiempos; pero cuando esto
involucra a otros adultos nos obligamos a respetar sus tiempos y a respetar sus
ideas, nos obligamos a buscar acuerdos donde ambos adultos estemos cómodos.
Si esto es así entre
adultos, por qué no llevar ese mismo comportamiento y pensamiento cuándo se
trata de nuestros hijos?
Aclaremos esto: No demandar
obediencia No significa No enseñar responsabilidad, ¡todo lo contrario!
Cuando demando, el mayor
responsable es quien demanda, el otro sólo cumple lo que le dijeron, pero cuando pido colaboración, cuando permito
al otro crear sus propias estrategias para una meta común; entonces estoy
permitiéndole tomar responsabilidad total de su vida, sus actos y sus
consecuencias.
Pero claro está que para entregar esta responsabilidad debo antes
prepara el terreno, veamos:
En una misma situación cotidiana: vestirse para salir, veamos cómo funcionarían los dos escenarios.
a.- Podemos demandar
obediencia: ¡Ve a vestirte! ¡Por favor, ve a vestirte! ¡Déjate poner la camisa,
ayúdame! etc.
b.- Podemos preparar el
terreno y motivarle a colaborar.
Preparar el terreno sería según la edad del niño: tener ropa fácil para el quitarse y ponerse, dejar a su alcance 2 o 3 opciones de camisa y pantalón, haberse tomado el tiempo de enseñarle a tomar la camisa y el pantalón y ponérsela, conocer el tiempo estimado que tarda el niño en vestirse, entrenarle en donde dejar la ropa sucia; y luego que el ambiente esté preparado, motivar a la colaboración … “En media hora salimos, ¿qué te falta para estar listo y salir a tiempo?”
Preparar el terreno sería según la edad del niño: tener ropa fácil para el quitarse y ponerse, dejar a su alcance 2 o 3 opciones de camisa y pantalón, haberse tomado el tiempo de enseñarle a tomar la camisa y el pantalón y ponérsela, conocer el tiempo estimado que tarda el niño en vestirse, entrenarle en donde dejar la ropa sucia; y luego que el ambiente esté preparado, motivar a la colaboración … “En media hora salimos, ¿qué te falta para estar listo y salir a tiempo?”
Decía que invitar a la colaboración es permitirle tomar responsabilidad total de su vida, sus actos y sus consecuencias, así que el niño se invita a crear su propia idea para lograr la meta común.
Sigamos con el ejemplo de “Estar listo en 30 minutos”.
El niño pequeño podrá tener
un poco más de guía por ejemplo con opciones limitadas ¿Quieres vestirte ahora o
luego de lavarte los dientes?
En este pensamiento el niño
es responsable tanto del éxito con el cumplimiento de la meta como del fracaso
del mismo, viendo los errores como
oportunidades de aprendizaje para todos.
Deberá conocer con
anticipación y no en forma de amenaza, qué es lo que ha decidido hacer usted al
terminar esos 30 minutos. Por ejemplo: “En 30 minutos salgo, no puedo esperar más
porque llegaría tarde pero papá está dispuesto a quedarse contigo si no
alcanzas” ó “En 30 minutos debemos salir, si no logras vestirte a tiempo, guardamos
tu ropa en el morral y te vistes en el auto al llegar donde la abuela”.
Como se expone, dar órdenes quizá es más
“rápido”, pero invita a las luchas de poder o a la sumisión, y a la larga, el
padre siempre tendrá la mayor responsabilidad en hacer que se cumpla la orden,
por lo tanto tiende a escalonar la firmeza y a recurrir a otras estrategias de
control (amenazas, gritos, sobornos, etc). Mientras que cuando entrenamos y motivamos a
la colaboración, damos esa responsabilidad al niño, y cada vez, el padre será
menos activo y el niño será más responsable.
Muchas veces los padres sentimos que
no tenemos tiempo para entrenar y motivar, porque realmente es un trabajo a
futuro, pero acaso sí tenemos tiempo y energía para, durante toda su infancia y
adolescencia, estarles diciendo qué y cuándo hacer las cosas y ser los
responsables de qué, cómo y cuándo las hacen?
Tomado y adaptado de ladisciplinapositiva.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario