lunes, 2 de octubre de 2017

Artículo: Noviazgo adolescente: ¿Prohibir, aceptar, vigilar… qué hacer?


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No hay duda que las generaciones modernas van a un ritmo más acelerado de lo que se acostumbraba anteriormente; y es lo que sucede hoy con los “noviazgos” a tempranas edades. Una realidad para la que ni padres, ni hijos, se encuentran preparados. ¿Qué hacer ante esta situación?


Una mirada al entorno

Son muchos los fenómenos que pueden estar acelerando los procesos naturales que deben ser vividos en cada etapa de la vida, pero tal vez los más contundentes, son aquellos relacionados con el avance tecnológico y los medios de comunicación, los cuales imprimen en el mundo moderno, un ritmo tan vertiginoso. A esto hay que sumarle, el bombardeo constante de mensajes que los niños reciben a través de dichos medios, gran parte de ellos, emitiendo “modelos” a veces, poco aptos para su formación ética, precisamente en una edad donde el criterio aún se halla en formación.

Así mismo, la carencia de normas y límites, el tiempo limitado que tienen los padres para estar con sus hijos debido a sus trabajos, el asilamiento y sedentarismo de algunos niños y jóvenes por la tecnología, entre otros tantos, aspectos que también afectan de forma directa esta situación.

Además de reconocer que existen ciertas condiciones en nuestra sociedad, imposibles de evitar, la mejor alternativa entonces, es trabajar desde los hogares para que nuestros hijos se enfrenten al mundo con una voluntad firme, un conjunto de valores inalterables, un respeto por la autoridad y una familia que espera en casa rebosada de amor, comprensión, escucha y apoyo.

¿“Noviazgo” adolescente?

La adolescencia es una etapa de intensos cambios corporales, emocionales e intelectuales. Es una constante montaña rusa de emociones y sentimientos, por ello sus manifestaciones agresivas o afectivas al extremo. Es aquí donde las hormonas se vuelven inquietas y los jóvenes comienzan a vivir sensaciones hasta el momento desconocidas, como por ejemplo la atracción sexual.

Partiendo de esta base, se podría decir que lo que se presenta a estas edades no es propiamente un noviazgo; más bien es un estado de “enamoramiento” que disfraza una atracción física, confundida fácilmente por ellos con el verdadero amor.

El noviazgo juvenil, suele ser una relación muy inestable, que se ve afectada por la inexperiencia propia de la juventud en la que influyen terceras personas que juzgan, presionan, imponen, prohíben, etc. Por lo general, los noviazgos adolescentes no son duraderos debido a la misma inestabilidad física y emocional de los jóvenes.

¿Prohibir, aceptar, vigilar… qué hacer?

Algunos padres entran en pánico cuando se enteran que sus hijos de 12 o 13 años han iniciado una relación de “noviazgo”, otros reaccionan de forma agresiva, llegando incluso a tomar posturas extremas como prohibir la relación, otro grupo, opta por darle de largas a la situación e ignorar por completo lo que sucede con los hijo, y no faltan aquellos que alcahuetean o aprueban estos noviazgos.

Todos los casos anteriores, no son la mejor forma de afrontar la situación. Cuando los padres se inclinan por la prohibición sin dar argumento alguno, se causa el efecto contrario: el noviazgo se hace aún más atractivo y se abre el camino para que los episodios de rebeldía y/o desafío de la autoridad paterna, se hagan presentes. En cuanto a “hacerse el de la vista gorda” frente algo tan trascendental, será un silencio que hará tanto daño como puede ser el castigo. Con relación a aprobar este tipo de noviazgo, es algo que corresponde a los amigos de los hijos, no a los padres, quienes deben brindar las orientaciones adecuadas desde su óptica de responsabilidad y madurez.

Lo que los padres deben hacer, es enseñarles a sus hijos a dominar sus impulsos y deseos, deben ayudarles a fortalecer su voluntad, a identificar las consecuencias de cada acto, a valorar su cuerpo como su mayor tesoro, a respetar la integridad de la otra persona, a ser asertivos y fomentar su autoestima, a saber enfrentar las presiones externas (amigos, publicidad, series, películas, música, etc.) Asimismo, se les debe explicar que cada cosa tiene su debido tiempo, se debe vivir lo propio de cada etapa, sin adelantarse al curso natural.

Para ello, los padres han de utilizar el diálogo como su mejor aliado, conversar con sus hijos de este tema con mucha naturalidad, y tal vez anticiparse, antes de que los hijos busquen información en otras fuentes, la mayoría de ellas erradas. A través de estas charlas, se les debe advertir sobre los peligros que asumen con un noviazgo anticipado y las consecuencias de iniciar una vida sexual temprana, como puede ser un embarazo no deseado, la dificultad para lograr proyectos profesionales, enfermedades que comprometen los sueños de cada quien, la materialización del cuerpo, promiscuidad, etc.

Además, los padres deberán valerse de la autoridad con la que fueron dotados, así que en casa deben existir unas reglas claras, firmes y razonables sobre el comportamiento de los hijos en relación a sus noviazgos. También es importante expresarles cariño a los hijos, que se sientan comprendidos, apoyados, amados y bienvenidos.

"La responsabilidad de los padres en la educación de los hijos,
no es transferible, ni negociable"



Tomado de: lafamilia.info

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