martes, 21 de febrero de 2017

Artículo: ¿SABES RESPONDER A LAS PREGUNTAS DE TUS HIJOS?


 

Como papás tenemos la idea de que nuestros hijos merecen que les demos una respuesta correcta a todas sus preguntas.
Sin embargo, es imposible saberlo todo. Y aunque no lo creas, es malo que los niños nos vean como la fuente de sabiduría o el medio seguro de lograr sus peticiones.
¿Cuáles preguntas necesitan respuestas precisas e inmediatas?  ¿Cuáles son las preguntas que no tienes que contestar?

Los siguientes tipos de preguntas merecen una respuesta clara generada por tí:
1.    Preguntas que tienen que ver con la seguridad y la salud.
Por ejemplo, las preguntas “¿Tengo que lavarme las manos antes de comer?” o “¿Puedo jugar con tu encendedor?” tienen respuestas obvias.
Sin embargo, a veces los niños preguntan para ver hasta dónde pueden llegar. En estos casos, no titubees ni des explicaciones. Tu respuesta tajante debe dejar claros los límites que protegen la seguridad y la salud de tus hijos.

2.  Preguntas sobre las reglas y rutinas de la casa.
Si ya están definidas ciertas reglas y rutinas en casa que ayudan al orden y la convivencia, no son negociables.
Por ejemplo, “¿Puedo salir a jugar antes de hacer la tarea?” es una pregunta fácil de contestar. Si empiezas a hacer excepciones a ciertas reglas establecidas, el resultado puede ser caótico.
Si tus hijos ven que este tipo de pregunta siempre arroja la misma respuesta tuya, ya dejarán de preguntar y seguirán las reglas automáticamente.

3.  Preguntas sobre su estatus en la familia.
Nunca debes dejar en duda el lugar seguro que tiene cada uno de tus hijos en la familia y en el corazón de sus padres.
Cada niño debe contar con el amor, el apoyo y la aceptación incondicional dentro del seno familiar. 
Por ejemplo, si estás divorciada o separada de tu pareja y tu hijo te pregunta, “¿Mi papá me quiere?” debes contestar con un rotundo “Sí”, aunque tú no sientas su apoyo.
Los hijos necesitan saber que son queridos para formar una imagen adecuada de sí mismos.

En cambio, este tipo de preguntas no necesita una respuesta inmediata tuya:
1.  Preguntas sobre el mundo.
Los niños son observadores y curiosos. Qué maravilla escuchar sus preguntas sobre el mundo que los rodea: “¿Por qué el cielo es azul?” “¿Cómo sabe mi lengua si algo es salado o dulce?” “De dónde vienen los bebés?”
Este tipo de pregunta es una oportunidad para que tú estreches la relación entre ustedes diciendo, “No sé.  Tú, ¿qué piensas?”.  Y luego de escuchar su idea con atención, te puedes ofrecer a investigarlo juntos.
Estas preguntas demuestran que tu hijo está observando y reflexionando sobre su mundo. Si tú respondes inmediatamente con la respuesta científica y “correcta”, estás cortando su proceso inquisitivo y perdiendo la oportunidad para que practique el pensamiento crítico.
Es importante que tu hijo vea que tú no sabes todo, y que se vale preguntar cosas que no tienen respuestas inmediatas. La investigación es un camino divertido e interesante en donde se puede aprender a pensar.
También es una oportunidad de guiar a tu hijo a las fuentes de información en libros, internet, y los museos, y a enseñarle a valorar las respuestas con cautela.

2.  Preguntas sobre permisos.
Nunca te sientas presionado a contestar rápidamente preguntas como, “¿Puedo ir a dormir a la casa de mi amigo?”
En casa tu hijo debe saber que hay un procedimiento para pedir permiso, que tú puedes tomar tu tiempo para pensar y dar una respuesta, y que la respuesta puede ser “no”.
También se vale decir, “Vamos a ver”; “Ahorita no te puedo contestar”; “Lo voy a pensar”, etc. No tienes la obligación de dar una respuesta precisa hasta que tú lo veas conveniente.

3.  Preguntas sobre la conducta de otras personas.
“Mamá, ¿por qué mi abuelita no me invitó a su casa?”  “Papá, ¿por qué mi mamá me grita?”  “¿Por qué mi amigo no me habló por teléfono?”
Tú no te puedes responsabilizar de la conducta de personas ajenas ni mucho menos adivinar sus intenciones. Ojo con interpretar para tu hijo, lo que hagan los demás. Es mucho mejor decirle, “No sé. ¿Por qué no le preguntas?”
Si tú te estableces como intermediario entre tu hijo y los demás para explicarle sus actos, estás coartando su independencia emocional.
Igual como él tiene que aprender a expresar sus emociones, también tiene que practicar leer los actos y los sentimientos de los demás.

Una pregunta es una oportunidad: para aclarar algo, para resolver una duda, pero sobre todo para que tu hijo aprenda a explorar, a investigar y a llegar a sus propias conclusiones.
Tomado de about.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario