Parece que fue ayer cuando
pacientemente debía convencer a su hija de bañarse. Pero cumplió los 11 años y
comenzó a pasar horas en el baño y a evaluar su apariencia ante cada espejo que
encuentra. Su apariencia parece obsesionarla. ¿Qué ha sucedido? ¿Es saludable?
A medida que se acercan a
la adolescencia, es común y natural que los niños se interesen más en la
apariencia (la suya y la de los demás), aparentemente, de repente. Sus cuerpos
experimentan grandes cambios a medida que crecen y atraviesan la pubertad. Al cambiar
físicamente, los preadolescentes se vuelven más conscientes de cómo lucen.
El crecimiento y la
pubertad afectan más que la apariencia exterior del preadolescente: también
afectan la imagen corporal. Tener una imagen corporal saludable significa que
la mayoría de los sentimientos, ideas u opiniones sobre el propio cuerpo y
apariencia son positivos. Significa que uno acepta y valora su cuerpo y se
siente en general satisfecho con su apariencia.
El desarrollo de una imagen
corporal saludable se produce con el tiempo. Puede
recibir la influencia de las experiencias y ser moldeada por las opiniones de
los demás y los mensajes culturales.
La imagen corporal puede
ser especialmente vulnerable durante los años de la preadolescencia y la
adolescencia porque la apariencia cambia mucho y los mensajes culturales que
exacerban la insatisfacción pueden ser muy fuertes. Recibir críticas o
bromas sobre la apariencia puede ser especialmente dañino a esta edad.
Durante esas edades suelen
comparar su apariencia con la de los demás. En los primeros años de la
adolescencia, la imagen que les devuelve el espejo constituye una gran parte de
su imagen propia. Y aunque es cierto que la apariencia no es todo, sentirse
satisfecho con la apariencia personal significa mucho.
A medida que los
adolescentes maduran mental y emocionalmente, desarrollan una imagen propia más
compleja, en la que incorpora sus intereses, talentos, cualidades únicas,
valores, aspiraciones y relaciones.
Si se pregunta por qué su
hijo parece repentinamente tan dedicado a su apariencia, recuerde que los
preadolescentes están:
·
Adaptándose al
nuevo reflejo que devuelve el espejo.Pasar
más tiempo acicalándose, haciendo comparaciones con los amigos y los famosos y
experimentar con la vestimenta, el cabello y el maquillaje pueden ser maneras
de llegar a conocer y comenzar a sentir agrado por el nuevo yo que refleja el
espejo.
·
Creando un estilo
de moda propio. Cuando los
preadolescentes y los adolescentes expresan sus preferencias respecto a la
vestimenta y el cabello, hacen declaraciones sobre sí mismos. Experimentar y
definir su estilo es una forma de expresar sus intereses, personalidad,
independencia e identidad.
·
Buscando una
manera de pertenecer. Los pares y los
grupos (que ocupan el centro del escenario durante la adolescencia) también
pueden influir en aumentar las preocupaciones de los adolescentes más jóvenes
sobre su apariencia. Vestirse de una determinada manera puede ser una forma de
sentirse incluido, de encajar, de sobresalir o de pertenecer a un grupo de
pares.
No sólo las niñas empiezan
a concentrarse en su apariencia. Quizás los varones no sean tan
expresivos al respecto, pero pueden preocuparse tanto como ellas sobre su
apariencia. Quizás pasen el mismo tiempo delante del espejo, analizando en qué
parte de la cabeza trazar la raya del cabello, qué clase de producto usar,
evaluando su acné y decidiendo si afeitarse o no. Y cuando su hijo sale con
pantalones que lucen tan sueltos como si no hubiera terminado de vestirse, en
realidad puede haber dedicado horas a lograr que caigan en el ángulo exacto y
con las imágenes del estilo "correcto" que muestran los medios.
En las culturas en las que
parece importar demasiado (y donde las imágenes ideales son muy irrealistas) es
muy común sentirse insatisfecho con alguna cuestión relacionada con la
apariencia y una imagen corporal deficiente también puede dañar la propia
imagen general del adolescente.
Sentimientos autocríticos
Sentirse satisfecho sobre
la apariencia no siempre es fácil. Muchos niños que tienen una imagen corporal
positiva se vuelven tímidos o autocríticos al ingresar en la adolescencia. No
es inusual que preadolescentes y adolescentes expresen insatisfacción sobre su
apariencia o se comparen con sus amigos, los famosos o las personas que
aparecen en los anuncios.
Nuestra cultura realza la
necesidad de lucir bien. Los anuncios de cualquier producto, desde maquillaje a
productos para el cabello y desde indumentaria hasta pasta dental, transmiten
que se debe lucir de una manera determinada para ser feliz. Es difícil no caer
bajo estas influencias.
Puede escuchar a su hijo o
hija preocuparse sobre cualquier cosa, desde la estatura y el cabello a la
forma de la nariz o el tamaño de las orejas: cualquier aspecto que no coincida
con el "ideal".
La forma y las dimensiones
del cuerpo también pueden preocuparlos. Es importante mantener una buena
nutrición y que tengan actividad física, pero no es aconsejable que se
pongan a dieta. La preocupación excesiva sobre el peso, las restricciones a los
alimentos o el ejercicio excesivo pueden ser signos de trastornos alimenticios.
Consulte a su médico si nota alguna de estas señales en sus hijos.
Una transición natural
En la mayoría de los casos,
concentrarse en la apariencia es algo natural y común en la transformación en
adolescente. En general, estas expresiones de frustración desaparecen
rápidamente y no fundamentan preocupaciones; sólo mucha paciencia, empatía,
apoyo y el punto de vista de los padres.
De todos modos, los padres
pueden sentirse frustrados cuando la apariencia parece importarles demasiado a
sus hijos. Ayudar a los preadolescentes a sentirse confiados y satisfechos con
su apariencia al tiempo que se los alienta para no preocuparse en exceso sobre
cuestiones superficiales puede requerir un delicado equilibrio. Es importante
alentar a los adolescentes a sentirse orgullosos de su apariencia, pero también
a priorizar las características más profundas, no relacionadas con la
apariencia, que son las más importantes.
Tener una imagen corporal
saludable y positiva significa sentir agrado por el propio cuerpo, valorarlo y
estar agradecido por sus cualidades y capacidades. Cuando los padres cuidan y
valoran su propio cuerpo, enseñan a sus hijos a hacer lo mismo.
Tomado
de kidshealth.org
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