Si tú tienes tres o más hijos, alguien está en el medio. Su
posición es difícil: el hijo mayor tiene una relación especial con los papás,
por haber iniciado para ellos su experiencia como padres. Él primer hijo, quien
ha sido por un rato hijo único, originalmente personificaba las aspiraciones
más idealistas de sus padres.
¿Y el bebé? Adorable, consentido, sin la necesidad de
hacer más que existir para llamar la atención de todos.
El hijo del medio tiene la competencia fuerte, y con
frecuencia se puede sentir invisible. De hecho, existe “el síndrome del hijo
del medio”, que se caracteriza por baja autoestima, celos y mal
comportamiento.
¿Cómo puedes evitar que tu segundo hijo o hijo del medio sufra por su posición en la familia?
Estas sugerencias te pueden ayudar a apoyarlo:
1. Sé consciente.
Sin apasionamiento, analiza las actitudes de los adultos
en tu familia hacia cada uno de tus hijos.
Es natural depositar confianza y
responsabilidades especiales en el hijo mayor, y no pueden evitar festejar todo
lo que empieza a hacer por primera vez (pasar a la primaria, manejar la bici,
sacar una medalla en karate, por ejemplo). Hay muchas cosas en la vida que él
va a iniciar porque es mayor que los demás.
Y es completamente espontánea la
reacción cariñosa y paciente hacia el hermano menor. Es chiquito y tiene
gracia. Además, si es el menor, no tiene la competencia de alguien más chico y
más lindo que él.
¿Pero tu hijo del medio? ¿Los abuelos, tíos y papás
festejan sus logros igual que lo hacen con el mayor? ¿Lo encuentran tan
atractivo y digno de apapacho como el menor?
Si por naturaleza no fluye la
atención hacia este hijo “sándwich”, necesitas reconocerlo y comprometerte a
mediar para equilibrar la situación en casa.
2. Sé justo.
El hijo del medio debe tener claro que tus expectativas
para sus actitudes y su conducta tienen que ver con su edad, y no con lo que
esperas de sus hermanos.
No se vale prohibirle actividades para niños mayores
y al mismo tiempo decirle que no se porte como bebé. En casa cada edad tiene
sus reglas y sus privilegios.
Por ejemplo, mis cuatro nietos saben que tendrán
la oportunidad de viajar con papá cuando cumplan diez años. La mayor ya gozó de
este privilegio, pero todos lo tendrán por igual al llegar a la edad de ella.
Evita la tendencia natural de poner como estándar el comportamiento del hijo
mayor. Acuérdate que él llegó paso a pasito a dónde está; entonces, dale la
misma oportunidad a tu segundo hijo de vivir los errores y experiencias propias
de su edad.
3. Sé imparcial.
Como mamá o papá, tienes la obligación de amar a cada uno
de tus hijos por igual. Es muy natural sentir cierta afinidad por alguno de
ellos y luchar más por entender a otro; todos somos diferentes, y tenemos
diferentes gustos y talentos.
Sin embargo, es necesario que las reglas se
apliquen imparcialmente: los valores de tu casa se comparten entre todos, y el
cumplir o no cumplir con las expectativas que se basan en estos valores debe
tener consecuencias claras y predecibles para todos.
Si todos tienen que
llegar a la mesa a tiempo para la comida, la regla es para todos por igual. Si
nadie puede ver cierto programa violento en la tele, entonces no des chance al
mayor por ser más grande. Si no se permiten los insultos en casa, no te rías
del chiquito cuando use una mala palabra, aunque se te haga gracioso.
Ayuda
mucho a normar el ambiente en casa cuando estén de acuerdo que el derecho al
respeto y la tranquilidad es igual para todos.
4. No compares.
Es grande la tentación de comparar a los hijos menores
con el mayor, pero no lo hagas. Entiende que cada hijo es diferente, y respeta
su individualidad.
Evita comentarios como, “Así no era cuando ____ (el mayor)
lo hizo.” Sobre todo, trata de borrar de tu mente y tu lengua las comparaciones
negativas como estas: “____ (el mayor) es buenísimo para las matemáticas, pero
este pobre no pega una. En fin, todos son diferentes.”
Tu actitud puede aumentar
la rivalidad natural entre hermanos.
Es impresionante el peso de la sombra del
hijo mayor, sobre todo cuando los papás lo pongan como ejemplo para todo.
5. Abre puertas.
Si al mayor le gusta el futbol y es buen deportista, no
asumas que el segundo vaya a seguir sus pasos. Es muy sano que cada uno de tus
hijos tenga intereses únicos, y que tú apoyes sus gustos y talentos con igual
entusiasmo.
Tal vez tendrás que invertir atención y tiempo especial con tu
hijo del medio para ayudarlo a descubrir algo propio.
Puede ser muy frustrante
para este hijo más chico tratar de integrarse al mismo juego o actividad que el
grande, ya que es obvio quién tendrá todas las ventajas simplemente por su
mayor tamaño y experiencia.
6. Fomenta la amistad.
La relación sana con niños de su edad fortalecerá el
sentido de identidad y pertenencia de tu hijo del medio.
Motívalo a integrarse
a un equipo deportivo para convivir más con sus pares.
Cuando invite a sus
amigos a casa, exige que los hermanos respeten su espacio y no interfieran con
su rol de anfitrión. No hay nada peor que el hermano mayor que monopoliza al
invitado con sus dotes superiores, o el chiquito que se mete y no deja jugar.
Si tú le ayudas a tu hijo a formar sanas amistades con niños de su edad, tendrá
la oportunidad de apreciar más a sus propios hermanos. Tal vez se sienta
realmente orgulloso de ellos si les caen bien a los amigos.
7. Regala tu tiempo y atención.
Sabiendo que tu hijo “sándwich” enfrenta retos
especiales, enfoca tu atención sobre él para asegurar que reciba el apoyo que
necesite.
Aparta tiempo para estar con él a solas. Escúchalo y obsérvalo para
conocer sus anhelos. Acéptalo, sobre todo cuando manifieste una actitud rebelde
o escoja opciones diferentes a otros miembros de la familia.
Con tu apoyo tu
hijo “sándwich” podrá sacar provecho de su posición. Según Catherine Salmon and
Katrin Schumann, autores de El poder secreto de hijos intermedios
(Hudson Street Press), muchos hijos “sándwich” llegan a ser agentes de cambio
en los negocios o en la política por sus habilidades diplomáticas,
desarrolladas de la experiencia de negociar entre los mayores y los menores de
su familia.
Tomado de
About.com