Te guste o no, tus
hijos probablemente entren en contacto con la marihuana. Y lo mismo pasará con sus
amigos. Para determinar lo que la ciencia tiene que decir al respecto, la
revista The Globe entrevistó a los principales investigadores en el campo y revisó docenas de estudios para ver de qué manera el consumo de cannabis afecta
al cerebro adolescente.
Problemas de aprendizaje, cerebro sobrecargado
El
cannabis no es la más peligrosa de las drogas, al contrario que el alcohol, “que hace una gran cantidad de daño”, dice el doctor
Harold Kalant, profesor de farmacología en la Universidad de Toronto e
investigador sobre alcohol y cannabis desde 1959.
La marihuana secuestra el funcionamiento
normal del cerebro adolescente, y muchos científicos creen que puede tener
efectos permanentes en el desarrollo del cerebro.
La doctora Andra Smith,
profesora asociada de psicología en la Universidad de Otawa, empleó imágenes de
resonancia magnética funcional para comparar la actividad cerebral en jóvenes
de 19 a 21 años que no fumaban marihuana regularmente y los que habían fumado
al menos 1 porro a la semana durante 3 años o más.
Smith y sus colegas
encontraron una mayor actividad cerebral en los fumadores de marihuana
regulares mientras completaban tareas diseñadas para medir su impulsividad, memoria
de trabajo, procesamiento viso-espacial y atención sostenida.
Aunque el aumento de la actividad cerebral
pueda sonar como algo bueno, “en realidad es interpretado
como que el cerebro tiene que desempeñar un trabajo más duro y comprometer a
más recursos cerebrales para responder con precisión”, indica
Smith.
Los jóvenes fueron
estudiados desde su nacimiento hasta las edad de 25-30 años. Los investigadores
recogieron cerca de 4000 variables de estilo de vida, incluyendo estatus
socioeconómico y la exposición prenatal a la marihuana y al alcohol, así como
el consumo en la adolescencia de cannabis.
La marihuana fue la
culpable más probable del aumento de la actividad cerebral, afirma Smith.
Estudios anteriores en ratas, realizados por Kalant en la década
de los 80, sugieren que los déficits cognitivos relacionados con el consumo de
cannabis pueden darse a largo plazo. Incluso después del equivalente de 9 años
humanos, sin exposición a la marihuana, las ratas tratadas con marihuana en su
adolescencia mostraron déficits mentales residuales en la memoria y el
aprendizaje que persistieron hasta la adultez. Sin embargo, las ratas adultas
jóvenes tratadas con marihuana no desarrollaron discapacidad de larga duración,
indica Kalant, añadiendo que los receptores de cannabis en los cerebros humanos
y roedores actúan de “maneras muy similares”.
Un
estudio más reciente, publicado en abril en la revista Journal of Neuroscience, encontró cambios estructurales
en cerebros de jóvenes de 18 a 25 años de edad que fumaban al menos un porro
por semana comparados con jóvenes con poco o nulo historial de consumo de
marihuana.
Empleando imágenes de resonancia magnética,
los investigadores de la Universidad Northwestern detectaron alteraciones en
las regiones del cerebro implicadas en la emoción y el procesamiento de
recompensas. Encontraron que a mayor uso de la marihuana, mayores alteraciones
en estas regiones.
“Este estudio plantea un enorme desafío a la idea
de que el consumo de marihuana irregular no está asociado con malas
consecuencias”, indicaron los investigadores.
Un golpe a la inteligencia
Los adolescentes
con un hábito muy marcado de consumo de marihuana tienen un riesgo alto en
pérdida de coeficiente intelectual (CI).
Mientras que los activistas de marihuana
probablemente puedan enumerar ejemplos de marihuaneros adolescentes que se
convirtieron en abogados exitosos, es difícil que puedan discutir con los
resultados de un estudio a largo plazo realizado en la ciudad neozelandesa de
Dunedin.
Dicho
estudio ha seguido a 1.037 personas desde su nacimiento hasta los 40 años. En
un informe de 2012 de los investigadores de la Universidad de Duke analizaron
los datos del estudio de Dunedin y encontraron que cuanto antes y con más
frecuencia se fumara marihuana, mayor es la pérdida de inteligencia a los 38
años.
En comparación con sus CI a los 13 años, las personas que habían empezado a
consumir marihuana en la adolescencia y tenían un hábito diario en la edad
adulta tenían, de media, una caída de 6 puntos en su CI. El descenso no fue
trivial: a los 38 años su CI medio era inferior al del 70% de sus pares
(sujetos no consumidores de marihuana), según el informe, publicado en la
revista de Proceedings of the National Academy of Sciences.
Las personas que consumían cannabis en gran
medida pero ya de adultos no mostraron esas pérdidas en el CI, pero los
investigadores encontraron que los que habían sido usuarios habituales de
marihuana siendo adolescentes no restablecieron el funcionamiento normal
intelectual de adultos.
Los críticos de estas investigaciones
sugieren que las diferencias de personalidad podrían explicar la relación
cannabis-CI, ya que las personas menos concienciadas podrían estar más atraídos
por el cannabis. Otros argumentaron que las pérdidas en el CI se deben
principalmente a factores socioeconómicos.
Pero los investigadores refutan ambos
puntos, señalando que ellos midieron el auto-control en la niñez (un precursor
de la conciencia), y habían descartado una serie de factores que no fueran el
consumo de marihuana, como el consumo de tabaco y alcohol, la esquizofrenia y
el nivel educativo. Para tener en cuenta los factores socioeconómicos, llevaron
a cabo un análisis separado excluyendo a los participantes de familias con
altos y bajos ingresos.
Incluso después de hacer números una y otra
vez, los investigadores encontraron que la relación entre un consumo
persistente de cannabis y el declive del CI seguía inalterada.
Riesgo de psicosis
Son ya conocidos
los efectos alucinógenos leves que el consumo de marihuana puede ocasionar,
pero es cierto que el cannabis puede desencadenar una ruptura más grave de la
realidad.
La relación cannabis-psicosis viene siendo
una cuestión huevo-gallina desde hace mucho tiempo. Uno de cada cuatro
pacientes esquizofrénicos es diagnosticado con un trastorno de consumo de
cannabis, según una revisión del 2010.
No obstante, la hipótesis de que la marihuana puede provocar psicosis en
adolescentes con vulnerabilidades genéticas está cogiendo peso los últimos
años.
En 2002,
los investigadores, utilizando datos del estudio de Dunedin encontraron que el
consumo de cannabis en la adolescencia aumentaba significativamente la
probabilidad de padecer esquizofrenia en la edad adulta, especialmente en
aquéllos que empezaron desde los 15 años. En este estudio, publicado en la British Medical Journal, el vínculo se mantuvo incluso
después de que los investigadores analizaran si los participantes tenía
síntomas psicóticos a los 11 años (antes de empezar a consumir droga).
La investigación confirmó estos resultados
de un estudio anterior realizado en Suecia, que mostraba que un alto consumo de
marihuana a los 18 años incrementaba por seis el riesgo de padecer
esquizofrenia en la edad adulta. Estudios realizados en Países Bajos y Alemania
arrojaron resultados similares.
Los científicos dicen que no está todavía
claro si el uso de marihuana conduce a alteraciones en las regiones del cerebro
asociadas a las alucinaciones, o si el cannabis precipita la psicosis en
personas con anomalías genéticas.
Otra
teoría es que la relación entre cannabis-psicosis se debe a una superposición
de factores genéticos y ambientales, como por ejemplo una experiencia de abuso
y un fácil acceso a las drogas. Pero la idea de que el papel de la marihuana en
la esquizofrenia es únicamente un fenómeno de auto-medicación “se ha eliminado”
en gran medida”, según una revisión de 2014 publicada en la revista Addiction.
Otra importante revisión, publicada este
mes en la misma revista, estima que el riesgo de desarrollar psicosis dobla de
7 a 14 por mil para los no consumidores y los consumidores regulares.
¿Un futuro nublado?
Los adolescentes que fuman diariamente marihuana tienen el 60%
menos de posibilidades de acabar sus estudios u obtener un título universitario
que sus pares no consumidores, según un estudio publicado en septiembre en la
revista Lancet.
Los investigadores, principalmente de
Australia, analizaron los resultados de tres estudios a largo plazo realizados
en Australia y Nueva Zelanda. Compararon el estado de vida de los participantes
a los 30 años a sus patrones de consumo de marihuana antes de los 17 años (nunca,
mensualmente o menos, mensualmente o más, semanalmente, o diariamente).
En comparación con las personas que nunca
habían consumido cannabis, los que eran usuarios diarios desde antes de los 17
años tenían un recorrido de 18 veces más posibilidades de convertirse en
dependientes de cannabis. Eran ocho veces más propensos a usar otras drogas
ilegales en la edad adulta, y siete veces más propenso al intento de
suicidio.
Pero los críticos sugirieron que otras
variables, como la desaprobación de los estudiantes fumadores de marihuana de
los docentes, podrían haber influido en los niveles de educación. Otros
señalaron que usuarios pudieron haber tenido condenas por drogas que afectaron
su entrada en las universidades.
Sin
embargo, el estudio de The Lancet fue ampliamente elogiado por descartar
más de 50 factores distintos de consumo de marihuana que podrían explicar los
resultados, y por demostrar una respuesta dependiente de la dosis, lo que
significa que los resultados negativos se agravaron con el aumento del consumo
de cannabis.
Los
investigadores señalaron que estudios anteriores publicados en 1998 y 2000
habían mostrado resultados similares. “La prevención o el retraso del consumo de
cannabis en la adolescencia probablemente tenga amplios beneficios sociales y
en la salud”, concluyeron.
Smith
hizo eco de esta idea: “No me importa si consumes a los 40”, dijo, “pero no lo hagas a los 13 porque sencillamente te estás
preparando para el fracaso”.
Adaptado de euroresidentes.com