La desagradable costumbre de utilizar el teléfono
mientras se tiene una conversación cara a cara con alguien, ya tiene nombre, lo
han denominado “phubbing”, el cual proviene de dos palabras inglesas “phone”
teléfono y “snubbing” que significa ignorar.
Este hábito que denota mala educación e
irrespeto, está haciendo mella en las relaciones interpersonales; una muestra
fehaciente de lo que ocurre cuando la tecnología desplaza la interacción
humana. Y las consecuencias están por verse.
¿Qué es el
“Phubbing”?
Nace de la iniciativa de un joven
“víctima” de este fenómeno. Él es Alex Haugh, un australiano de 23 años quien
decidió crear la campaña “Stop
Phubbing” la cual busca frenar el abuso recurrente al uso del
teléfono en momentos en que la persona se encuentra con otros, sea en eventos
sociales o citas. “…muchos de nosotros lo experimentamos con frecuencia: las
personas prestan más atención a sus teléfonos que a ti. Es un problema mundial
que necesita ser discutido antes de que empeore” dice Alex Haugh.
El joven ya cuenta con miles de
seguidores que apoyan su movimiento, tanto en su página de facebook, como en su
sitio web oficial stopphubbing.com, en el cual presentan cifras alarmantes. Por
ejemplo, aseguran que casi el 90 por
ciento de los adolescentes prefieren el contacto vía texto que cara a cara y que los restaurantes experimentan 36 casos de “phubbing” en cada sesión de
cena. Además advierten de que este fenómeno puede acabar reduciendo las
relaciones sociales al intercambio de mensajes virtuales.
El líder aclara que la campaña busca,
no hacer una guerra a la tecnología, sino más bien, dejar de usar los teléfonos
cuando estamos en presencia de otros.
Prisioneros
de la tecnología
La tecnología es maravillosa cuando se
hace un buen uso de ésta, sin embargo, no resulta tan positiva cuando las
personas adquieren hábitos que afectan las relaciones sociales.
Es una lástima que el mal uso de la
tecnología, desplace lo valioso de la interacción humana. Se le dedica más
tiempo y atención a las pantallas, que a las personas -siendo ellas las que
nutren la vida de valor y sentido-.
Depende de cada quien, dejar que la
tecnología ocupe un espacio protagonista. Estamos a tiempo de hacer un
alto en el camino. Ojalá no llegue el día en que nos lamentemos por haber
perdido oportunidades para disfrutar de los que queremos por estar pendientes
de una actualización de estado, un chat en WhatsApp, o una partida de Candy
Crush.
Tomado de: LaFamilia.info
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