jueves, 11 de mayo de 2017

Artículo: LOS BENEFICIOS DE SER PRUDENTES

Posiblemente muchos conflictos y decisiones erradas, podrían haberse evitado si en ese momento se hubiera actuado con prudencia. El ejercicio de la prudencia permite alcanzar los objetivos que nos proponemos. La prudencia es el arte de decidir bien, e implica el dominio de las reacciones y emociones.
 La prudencia, que enseña a tomar decisiones, le proporciona al ser humano el dominio de sí mismo. Ayuda también a identificar las situaciones que son convenientes y las que no lo son. Ayuda a pensar antes de actuar -autocontrol-, lo que impulsa a la persona a medir las consecuencias de las acciones. “La virtud de la prudencia es la que nos educa para reflexionar bien y así, decidir bien.” dice Francisco Cardona en uno de sus escritos.
Otra consecuencia de ser prudentes es que facilita la convivencia. Si bien todas las virtudes favorecen el trato con los demás, la prudencia es una de las protagonistas. Ser prudente es expresar las palabras que son, en los momentos que son; lo que impide hacer mella en las relaciones interpersonales. Sabemos que una determinada expresión en un instante crítico, es como una chispa en un pajar. Pero hay algo importante. La prudencia no sólo consiste en abstenerse de actuar; también es saber proceder cuando el bien así lo requiere. Por eso es equivocado calificar esta virtud de debilidad, cobardía e hipocresía.
 La prudencia se relaciona con otras virtudes: tolerancia, discreción, sensatez, cautela, sabiduría, madurez, discernimiento, mesura, compostura, templanza, tacto, precaución, equilibrio, ecuanimidad, entereza, serenidad. Todas ellas facilitan el desarrollo personal y la interacción social.
 Enseñar a los hijos la prudencia
 “Los padres pueden empezar a educar a sus hijos en la prudencia ayudándoles a pensar antes de actuar en las consecuencias de su conducta. Hay que educar a los hijos en la prudencia ante todo con el ejemplo, pero conviene ayudarles a pensar, con preguntas: ¿qué pasará si vas a esa fiesta?, ¿qué pasa si no terminas tu tarea?, ¿es bueno hacer tal o cual cosa? Luego habrá que motivarlos a llevar a cabo lo decidido, reconociendo sus buenas acciones.”
 Para finalizar un proverbio de Friedrich Engels: 
“Tanta prudencia se necesita para gobernar un imperio, como una casa”
Tomado y Adaptado de Lafamilia.info

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