miércoles, 15 de marzo de 2017

Artículo: NIÑOS DESOBEDIENTES... ¿QUÉ PODEMOS HACER?

 
Prevenir que un niño sea excesivamente desobediente o encauzar al niño que ya lo es está en manos sólo de los adultos.

Los niños desobedientes desesperan a los padres y son fuente de disgusto familiar. Claudia Quiroz, psicóloga del centro Crece, nos da pautas para ayudar a nuestros hijos a hacernos caso.
Los padres, abuelos y educadores somos los “Pepe Grillos” de los niños; inicialmente, hay que acompañarles y corregirles y luego, a medida que van madurando, nuestra función es intentar describir, explicar y ayudar al niño a ser consciente de las consecuencias de sus actos. Todo esto, con el fin de ayudar a nuestros niños para que poco a poco vayan desenvolviéndose de manera más segura e independiente.
Este proceso se va a ir dando poco a poco.  La desobediencia es normal en todo este proceso. El niño está descubriendo los límites del entorno, diferenciando lo que es correcto de lo incorrecto, lo que se puede y lo que no se puede hacer. Pero el niño no puede encontrar solo estas respuestas, los adultos le tenemos que guiar y ayudar.
Muchas veces los adultos tendemos a decir, “qué desobediente es este niño”, cuando el niño está inmerso en el disfrute de la exploración y descubrimiento. ¿De verdad es eso ser un niño desobediente?
Con esto lo que quiero que tengan presente es que  cuando son pequeños, no tienen como motivación el incomodarnos, sino el explorar a través de sus sentidos; y dejar que lo hagan, dentro de ciertos límites, es sano para el desarrollo de su autocontrol.
A partir de los 3 años comienza la etapa de la comprensión de palabras y oraciones, y cambia nuestra manera de comunicarnos con los niños.
Si queremos educar a nuestros hijos de esta edad y hacer que nos comprendan, las frases deben estar enfocadas de manera afirmativa, ya que esto les permite comprender mejor los acontecimientos. Por ejemplo: en vez de decir: “no tires tus juguetes, o tus zapatos”, es mejor decirle: “deja los juguetes en la caja, o dáselos a mamá”. Cuando el niño hace lo que le pedimos, siempre hay que acabar con un elogio, como “muy bien”.
A esta edad el niño será mucho más receptivo que en etapas anteriores, comprenderá que ha dado alegría a mamá y a papá y se sentirá feliz y querrá volver a lograr ese momento, y por ende, tenderá a repetir la acción. 
Cognitivamente, los NO, solo se comienzan a entenderse a los 3 años.
Una manera, de hacer que el niño aprenda a seguir instrucciones y posteriormente incorpore el concepto de obedecer, es hacer hincapié en explicarle que los adultos son los que deciden, ya que él está bajo el cuidado de ellos.
Para ello, es importante que estos adultos, ya sean los padres o abuelos, sean coherentes, firmes y afectuosos en el momento de enfrentar diversas situaciones y pongan los límites in situ manteniendo la calma.
Recuerde que la coherencia es la base del respeto y da seguridad a los niños.
Es muy importante mantenerse como un bloque frente a los niños, es decir: tanto papá como mamá son los que tienen la autoridad de crear los hábitos, y por lo tanto no se debe devaluar a ninguna de estas figuras frente al niño.
A partir de los 5 o 6 años , aún es momento de acompañar a los niños en sus razonamientos. A esta edad, es muy positivo hacer que el niño verbalice las posibles consecuencias de sus actos. 
El niño es más consciente y tiene capacidad de razonar el por qué y para qué de las cosas.
De esta manera, los niños van aprendiendo a respetar las rutinas y adquieren poco a poco disciplina en sus actividades, lo que va acompañado de la validación, respeto y consideración a lo que los adultos piden y de su seguridad.

Un niño seguro y con buena autoestima fortalecerá su personalidad, será positivo y feliz, afrontará mejor las pequeñas frustraciones y se adaptará mejor al mundo que le rodea.

Tomado de: Serpadres.es


No hay comentarios:

Publicar un comentario