Llega
una edad, más o menos entre los 6 y 7 años, donde los niños comienzan a sentir
agrado por su apariencia y se despierta en ellos el gusto por la moda. Lo cual
es bastante positivo si se trata de la manera correcta, pues aunque parezca un
tema superfluo, es un ejercicio rico en aprendizaje para los hijos.
Dejarlos
ser ellos
La
elección del vestuario es parte de los primeros pasos en la definición de la
personalidad de su hijo, asimismo surgen las manifestaciones iniciales de
autenticidad, las cuales deben ser apreciadas y respetadas por los padres.
Este
ejercicio permite la construcción de diversos conceptos que resultan de gran
valor en la formación de los muchachos, como por ejemplo la toma de decisiones,
el arreglo personal, el cuidado de los detalles, la autoestima, la creación del
criterio, la comunicación a través del vestuario y el sentido del pudor.
Por
ello, resulta de gran provecho que los hijos participen en la elección de su
vestuario y no sean los padres quienes imponen sus preferencias. El adulto
puede presentar un abanico de opciones, en donde el pequeño pueda ejercer su
libertad y tenga la oportunidad de elegir. Los padres, deben tomar entonces una
actitud de acompañamiento y asesoría, el cual permite que los niños pongan en
práctica algo que les será útil para el resto de sus vidas.
Criterio
para la compra
Otro
elemento que entra en jugo en este tema, es el aprendizaje del criterio para la
compra, es decir, evaluar la necesidad y el presupuesto.
Ya
en estas edades la publicidad comienza a tener influencia en sus elecciones. Es
natural que los niños quieran tener todo lo que sale nuevo en el mercado y
estar a la vanguardia de la moda que observan a través de los medios. Por eso
se les debe explicar con argumentos de peso lo que es necesario y lo que no.
Igualmente, es importante analizar con ellos, el precio que se pagará por la
prenda y el esfuerzo que deben hacer los padres para poder adquirirla.
Un
vestuario para cada ocasión
Las
reglas básicas de etiqueta y buenas maneras, deben ser inculcadas desde que los
niños están pequeños. Por ejemplo enseñarles a adoptar el vestuario acorde a la
ocasión o al evento.
Una
forma ilustrativa y práctica que facilita la comprensión en los niños, es usar
ejemplos de la vida diaria, exponerles la diferencia entre el vestido que se
lleva a la playa y el que se usa para una cena o celebración familiar.
Somos
los mayores, los que brindamos las pautas, transmitimos valores y con infinito
amor, ponemos los límites; dando espacio para que los hijos adopten estas
enseñanzas, establezcan sus gustos y personalidad, en un ambiente de libertad.
Tomado
de: LaFamilia.info
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