lunes, 1 de febrero de 2016

Artículo: EL PRIMER NOVIO


Con la adolescencia llegan los primeros amores para chicas y chicos, los primeros enamoramientos y los primeros novios y novias. No hay una edad definida para que eso ocurra. En algunos casos precoces ese proceso tiene lugar nada más comenzar la pubertad pero lo habitual es que novios y novias “serios” hagan su aparición a partir de más o menos los quince años.
Los padres entre atemorizados y sorprendidos observan, lidian e interactúan con los nuevos sucesos en las vidas de sus hijos.
Primero tuvieron que admitir que los amigos se habían convertido en una de las prioridades en la vida de los adolescentes y cuando ya tuvieron eso asumido, llega una nueva etapa, el amor.

El amor interrumpe en la casa.
Hay algunos “síntomas” muy habituales del enamoramiento adolescente. De pronto los muchachos parecen idos, aunque les repitas varias veces lo mismo no se enteran, como si estuvieran pensando en otra cosa, “con la cabeza en las nubes”. Muchos de ellos pierden el apetito y en la mayoría de los casos comienza un interés inusitado por su aspecto personal. Incluso, adolescentes que no tenían antes excesivo interés por su higiene se duchan varias veces al día y el espejo se convierte en un interlocutor habitual.
Lo único que les ocurre es que se han enamorado.

¿Qué hacer cuando tu hijo adolescente encuentra su primera pareja?
Lo más importante es mantener con él una comunicación fluida y natural. Espera a que te lo cuente, o incluso pregúntale. Pero cuida siempre de que no lo interprete como que interfieres en su vida. 
Los adolescentes valoran mucho su intimidad. En la mayoría de los casos, los primeros amores conllevan una mezcla de felicidad y dolor. La felicidad es la propia de querer y ser querido, de descubrir ese sentimiento nuevo y poderoso. El dolor está unido a lo que es la propia adolescencia: la inseguridad, las dudas y los temores. Por eso es bueno que hables con él.
Una buena estrategia es contarle tus primeros amores, aprovecha eso para tranquilizarlo con respecto a su inseguridad sobre sí mismo. También es muy positivo que entienda que no es el único o la única que está pasando por esa experiencia. Y saber que a tí te pasó lo mismo puede acercarlos mucho.
Háblale sobre la sexualidad y  las emociones
Algunas veces cuando conversamos con nuestros adolescentes sobre su noviazgo, aparecen las dudas e inquietudes sobre la sexualidad y nos olvidamos de uno de los aspectos fundamentales: las emociones.
Es cierto y sumamente importante que debemos guiar a nuestros hijos en relación a aspectos básicos de su sexualidad y en la adolescencia conversar con ellos sobre tomar las medidas necesarias para evitar problemas y aconsejarles que la insistencia de la pareja no debe ser la razón por la cual se tome la decisión de llevar su relación un paso más allá  del deseado por ellos mismos, así como que para hacerlo deben estar seguros de que no correrán ningún tipo de riesgo psicológicos ni físico (enfermedades), pero este tipo de conversación no debe desplazar al relacionado con su componente emocional.
Si tu hijo o hija ha empezado a salir con su primer novio ayúdale a que entienda que una relación conlleva una responsabilidad hacia la pareja. Tanto si se trata de un chico como si es una chica explícale la importancia de tener una relación que sea igualitaria en la que el machismo, tan común en nuestra cultura latina, no esté presente y que el respeto, la consideración y la aceptación reine entre ellos.
Abre tu casa a la pareja de tu hijo
Como en el caso de los amigos, es muy importante que los padres conozcan a los novios de sus hijos. Esa persona que de pronto se ha convertido en la razón de su vida va a influir en él o ella, va a hacerle feliz o triste y va a compartir a nuestro hijo con nosotros, así que un consejo es que hagas todo lo posible por conocerlo. Consigue que se sienta a gusto en tu casa lo que hará que la visite frecuentemente y te permitirá estrechar tu relación con él o ella.

¿Qué hago si no me gusta su novio?
Antes de hacer nada analiza con rigor las razones de que no te gusta. Si encuentra razones de peso que hacen que la relación sea perjudicial para tu hijo, habla con él. Pero recuerda que vas a necesitar mucha paciencia y mucho tacto. A veces la oposición de los padres puede provocar justo la reacción contraria, el llamado Síndrome de Romeo y Julieta, es decir que tu hijo estreche mucho más la relación con su pareja.
Adaptado de about.com



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