Con la
adolescencia llegan los primeros amores para chicas y chicos, los primeros
enamoramientos y los primeros novios y novias. No hay una edad definida para
que eso ocurra. En algunos casos precoces ese proceso tiene lugar nada más
comenzar la pubertad pero lo habitual es que novios y novias “serios”
hagan su aparición a partir de más o menos los quince años.
Los
padres entre atemorizados y sorprendidos observan, lidian e interactúan con los
nuevos sucesos en las vidas de sus hijos.
Primero tuvieron que
admitir que los amigos se habían convertido en una de las prioridades en
la vida de los adolescentes y cuando ya tuvieron eso asumido, llega una nueva
etapa, el amor.
El amor interrumpe en la
casa.
Hay algunos “síntomas” muy habituales del enamoramiento adolescente. De pronto
los muchachos parecen idos, aunque les repitas varias veces lo mismo no se
enteran, como si estuvieran pensando en otra cosa, “con la cabeza en las
nubes”. Muchos de ellos pierden el apetito y en la mayoría de los casos
comienza un interés inusitado por su aspecto personal. Incluso, adolescentes
que no tenían antes excesivo interés por su higiene se duchan varias veces al
día y el espejo se convierte en un interlocutor habitual.
Lo único que les ocurre es
que se han enamorado.
¿Qué
hacer cuando tu hijo adolescente encuentra su primera pareja?
Lo más importante es mantener con él una comunicación fluida y natural. Espera a que te lo cuente, o incluso pregúntale. Pero cuida siempre de que no lo interprete como que interfieres en su vida.
Lo más importante es mantener con él una comunicación fluida y natural. Espera a que te lo cuente, o incluso pregúntale. Pero cuida siempre de que no lo interprete como que interfieres en su vida.
Los
adolescentes valoran mucho su intimidad. En la mayoría de los casos, los
primeros amores conllevan una mezcla de felicidad y dolor. La felicidad es la
propia de querer y ser querido, de descubrir ese sentimiento nuevo y poderoso.
El dolor está unido a lo que es la propia adolescencia: la inseguridad, las
dudas y los temores. Por eso es bueno que hables con él.
Una
buena estrategia es contarle tus primeros amores, aprovecha eso para
tranquilizarlo con respecto a su inseguridad sobre sí mismo. También es muy
positivo que entienda que no es el único o la única que está pasando por esa
experiencia. Y saber que a tí te pasó lo mismo puede acercarlos mucho.
Háblale sobre la sexualidad
y las emociones
Algunas veces cuando
conversamos con nuestros adolescentes sobre su noviazgo, aparecen las dudas e
inquietudes sobre la sexualidad y nos olvidamos de uno de los aspectos
fundamentales: las emociones.
Es
cierto y sumamente importante que debemos guiar a nuestros hijos en relación a
aspectos básicos de su sexualidad y en la adolescencia conversar con ellos
sobre tomar las medidas necesarias para evitar problemas y aconsejarles que la
insistencia de la pareja no debe ser la razón por la cual se tome la decisión
de llevar su relación un paso más allá del deseado por ellos mismos, así
como que para hacerlo deben estar seguros de que no correrán ningún tipo de
riesgo psicológicos ni físico (enfermedades), pero este tipo de conversación no
debe desplazar al relacionado con su componente emocional.
Si tu
hijo o hija ha empezado a salir con su primer novio ayúdale a que entienda que
una relación conlleva una responsabilidad hacia la pareja. Tanto si se trata de
un chico como si es una chica explícale la importancia de tener una relación
que sea igualitaria en la que el machismo, tan común en nuestra cultura latina,
no esté presente y que el respeto, la consideración y la aceptación reine entre
ellos.
Abre tu casa a la pareja de
tu hijo
Como en el caso de los
amigos, es muy importante que los padres conozcan a los novios de sus hijos.
Esa persona que de pronto se ha convertido en la razón de su vida va a influir
en él o ella, va a hacerle feliz o triste y va a compartir a nuestro hijo
con nosotros, así que un consejo es que hagas todo lo posible por conocerlo.
Consigue que se sienta a gusto en tu casa lo que hará que la visite
frecuentemente y te permitirá estrechar tu relación con él o ella.
¿Qué hago si no me gusta su
novio?
Antes de hacer nada analiza
con rigor las razones de que no te gusta. Si encuentra razones de peso que
hacen que la relación sea perjudicial para tu hijo, habla con él. Pero recuerda
que vas a necesitar mucha paciencia y mucho tacto. A veces la oposición de los
padres puede provocar justo la reacción contraria, el llamado Síndrome de Romeo
y Julieta, es decir que tu hijo estreche mucho más la relación con su pareja.
Adaptado de about.com
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