lunes, 26 de junio de 2017

ARTÍCULO: ACOMPAÑANDO LA ADOLESCENCIA




La Adolescencia

Usted ya ha sobrevivido a tener que levantarse a las 2 de la madrugada para alimentar a su hijo cuando era un lactante, a las rabietas de cuando tenía 2 años y a las protestas de hoy-no-quiero-ir-al-colegio propias de la etapa escolar. Entonces, ¿por qué la palabra "adolescencia" le provoca tanta ansiedad?
Si consideramos que la adolescencia es un período de intenso desarrollo, no sólo físico, sino también moral e intelectual, es comprensible que sea una etapa tumultuosa y confusa para muchas familias.
A pesar de las percepciones negativas que tienen algunos adultos sobre los adolescentes, estos a menudo son enérgicos, considerados, idealistas y tienen un gran interés por lo que es justo y correcto. De modo que, a pesar de que puede ser un período conflictivo entre padres e hijos, la adolescencia también es un período para ayudar a los chicos a madurar y convertirse en los definidos individuos que serán en el futuro. He aquí algunos consejos:

Edúquese

Lea sobre la adolescencia. Piense en su propia adolescencia. Recuerde su lucha contra el acné o la vergüenza que le daba estar desarrollándose "demasiado" pronto o "demasiado" tarde. Prepárese para los altibajos emocionales en su niño, a su para tener cada vez más conflictos mientras su hijo madura como individuo, a su alejamiento de las figuras paternas y rebelarse a su control. Los padres que saben qué les espera pueden afrontarlo mejor. Y, cuánto más sepa sobre la adolescencia, mejor se podrá preparar.

Hable con su hijo antes de que sea tarde

Hablar con un hijo sobre temas “delicados” o “Tabu” como los  sueños húmedos o la menstruación cuando ya haya tenido esas experiencias es llegar demasiado tarde.

Cuanto más retrase esas conversaciones, más probabilidades habrá de que su hijo se forme ideas equivocadas y sienta, por ejemplo, vergüenza o temor ante los cambios corporales y emocionales que irá experimentando.
Cuanto antes empiece a hablar abiertamente sobre estos temas, más probabilidades tendrá de mantener abiertos los canales de comunicación durante toda la adolescencia. Comparta con su hijo los recuerdos de su propia adolescencia. Para tranquilizar a un chico, no hay nada como saber que "mamá o papá" también han pasado por eso.
 
Póngase en el lugar de su hijo

Practique la empatía con su hijo. Ayúdele a entender que es normal que esté un poco preocupado o cohibido y que también es normal que a veces se sienta "mayor" y otras como si todavía fuera un "niño".

 Escoja sus batallas

 A los adolescentes les gusta sorprender a sus padres y es mucho mejor dejarles que lo hagan con cosas que son temporales e inofensivas. Guárdese las objeciones para las cosas que importan de verdad, como el cigarro, las drogas, el alcohol o cambios permanentes (e irremediables) en su aspecto.

Informe y manténgase informado: sexo, drogas, alcohol, tabaco y amigos

La adolescencia suele ser una etapa de experimentación y a veces esa experimentación incluye comportamientos arriesgados. No eluda los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el cigarro.  Si conversa con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se exponga a ellos, habrá más probabilidades de que actúe de forma responsable cuando llegue el momento.
Comparta los valores de su familia con su hijo y hable con él sobre lo que considera correcto e incorrecto.
Conozca a los amigos de su hijo y también a los padres de sus amigos.                                  La comunicación habitual entre los padres puede hacer maravillas para crear un ambiente seguro para todos los adolescentes que pertenecen al mismo grupo. Los padres pueden ayudarse los unos a los otros a hacer un seguimiento de las actividades de sus hijos sin que éstos se sientan vigilados.

Sepa identificar las señales de alarma

Que una persona experimente cierta cantidad de cambios es algo normal durante la adolescencia, pero un cambio demasiado drástico o duradero en la personalidad o comportamiento de un adolescente puede indicar que existe un problema real que requiere de ayuda profesional. Esté pendiente de si su hijo presenta una o varias de las siguientes señales de alarma:
·       aumento o pérdida excesiva de peso
·       problemas de sueño
·       cambios rápidos y drásticos en su personalidad
·       cambio repentino de amigos
·       deseos continuos de faltar a clase
·       cambios drásticos en sus calificaciones
·       hablar o incluso, bromear sobre el suicidio
Durante la adolescencia usted puede esperar que su hijo tenga algún que otro tropiezo en los estudios o en el comportamiento, pero un estudiante de notables y sobresaliente no debería de repente empezar a fallar, ni una persona que suele ser extrovertida debería aislarse de todo el mundo. Si estos comportamientos no acordes a su hijo duran más de 6 semanas pueden ser signo de algún problema o preocupación. En tal caso, le recomendamos pensar en buscar la orientación o ayuda profesional adecuada y necesaria para su hijo.

Respete la intimidad de su hijo

A algunos padres, comprensiblemente, les cuesta mucho respetar la intimidad de su hijo. Sienten que todo cuanto hacen sus hijos es asunto suyo. Pero, para ayudar a su hijo a convertirse en un adulto joven, deberá respetar su intimidad. Si usted detecta señales de alarma de que su hijo podría tener problemas, entonces no tendrá más remedio que invadir su intimidad hasta llegar al fondo del problema. Pero, en caso contrario, debería mantenerse al margen.
En otras palabras, el dormitorio de un adolescente, sus libros, sus correos electrónicos y sus llamadas telefónicas deben ser algo completamente privado.
Tampoco debe esperar que su hijo comparta con usted todas sus ideas o actividades.
Está claro que, por estrictos motivos de seguridad, usted siempre debe saber dónde está, qué está haciendo, con quién está y cuándo volverá, pero no necesita conocer todos los detalles. Y, por descontado, ¡no espere que le pida que le acompañe!

Empiece por la confianza. Deje que su hijo sepa que usted confía en él. Pero, si se rompe la confianza, su hijo deberá disfrutar de menos libertades hasta que la recupere.

Supervise lo que ve y lo que lee su hijo

Programas de televisión, revistas, libros, Internet; los chicos pueden acceder a un montón de información. Esté al tanto de lo que ve y lee su hijo. Sepa qué aprende su hijo de los medios de comunicación y con quién se comunica a través de Internet.
No tema fijarle límites sobre la cantidad de tiempo que puede pasar delante del televisor o de la computadora.
Dependiendo de la edad, los adolescentes no deben tener un acceso ilimitado a la televisión o a Internet; ambas deberían ser actividades de carácter público.
Así mismo, el acceso a la tecnología (computadora, teléfono móvil, entre otros) también se debería restringir a partir de determinada hora,  favoreciendo de ésta manera una cantidad adecuada de horas de sueño y el descanso necesario.

Establezca normas apropiadas

Todos los miembros de la familia deben tener claro que las normas se establecen porque son útiles para la convivencia familiar, el bien común o el individual
Estas deben tener un motivo y algunas de ellas van variando según la edad.
Siempre deben ir acompañadas de una explicación clara, tanto para el adulto, como para el adolecente.
Hacerles participar en el establecimiento de normas y límites estimula la capacidad de decisión de los jóvenes, facilita su desarrollo social y el sentido de la responsabilidad; además de aumentar su disponibilidad y motivación para cumplir los acuerdos.

¿Se acabará alguna vez?

A medida que su hijo avance por los años de la adolescencia, usted notará que disminuyen los altibajos emocionales propios de esta etapa. Y, al final, se convertirá en un joven independiente, responsable y comunicativo.
Recuerde el lema de muchos padres que tienen hijos en edad adolescente:
“Estamos pasando por esto juntos y también lo superaremos juntos”

Tomado de: http://kidshealth.org/parent/en_espanol/padres/adolescence_esp.html#

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