Usted
ya ha sobrevivido a tener que levantarse a las 2 de la madrugada para alimentar
a su hijo cuando era un lactante, a las rabietas de cuando tenía 2 años y a las
protestas de hoy-no-quiero-ir-al-colegio propias de la etapa escolar. Entonces,
¿por qué la palabra "adolescencia" le provoca tanta ansiedad?
Si
consideramos que la adolescencia es un período de intenso desarrollo, no sólo
físico, sino también moral e intelectual, es comprensible que sea una etapa
tumultuosa y confusa para muchas familias.
A
pesar de las percepciones negativas que tienen algunos adultos sobre los
adolescentes, estos a menudo son enérgicos, considerados, idealistas y tienen
un gran interés por lo que es justo y correcto. De modo que, a pesar de que
puede ser un período conflictivo entre padres e hijos, la adolescencia también
es un período para ayudar a los chicos a madurar y convertirse en los definidos
individuos que serán en el futuro. He aquí algunos consejos:
Edúquese
Lea
sobre la adolescencia. Piense en su propia adolescencia. Recuerde su lucha
contra el acné o la vergüenza que le daba estar desarrollándose
"demasiado" pronto o "demasiado" tarde. Prepárese para los
altibajos emocionales en su niño, a su para tener cada vez más conflictos
mientras su hijo madura como individuo, a su alejamiento de las figuras
paternas y rebelarse a su control. Los padres que saben qué les espera pueden
afrontarlo mejor. Y, cuánto más sepa sobre la adolescencia, mejor se podrá
preparar.
Hable con su hijo antes de que
sea tarde
Hablar
con un hijo sobre temas “delicados” o “Tabu” como los sueños húmedos o la menstruación cuando ya
haya tenido esas experiencias es llegar demasiado tarde.
Cuanto
más retrase esas conversaciones, más probabilidades habrá de que su hijo se
forme ideas equivocadas y sienta, por ejemplo, vergüenza o temor ante los
cambios corporales y emocionales que irá experimentando.
Cuanto
antes empiece a hablar abiertamente sobre estos temas, más probabilidades
tendrá de mantener abiertos los canales de comunicación durante toda la
adolescencia. Comparta con su hijo los recuerdos de su propia adolescencia.
Para tranquilizar a un chico, no hay nada como saber que "mamá o
papá" también han pasado por eso.
Póngase en el lugar de su hijo
Practique
la empatía con su hijo. Ayúdele a entender que es normal que esté un poco
preocupado o cohibido y que también es normal que a veces se sienta
"mayor" y otras como si todavía fuera un "niño".
Escoja
sus batallas
A los adolescentes les gusta sorprender a sus
padres y es mucho mejor dejarles que lo hagan con cosas que son temporales e
inofensivas. Guárdese las objeciones para las cosas que importan de verdad,
como el cigarro, las drogas, el alcohol o cambios permanentes (e irremediables)
en su aspecto.
Informe y manténgase informado:
sexo, drogas, alcohol, tabaco y amigos
La
adolescencia suele ser una etapa de experimentación y a veces esa
experimentación incluye comportamientos arriesgados. No eluda los temas
relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el cigarro. Si conversa con su hijo abiertamente sobre
estos temas antes de que se exponga a ellos, habrá más probabilidades de que
actúe de forma responsable cuando llegue el momento.
Comparta
los valores de su familia con su hijo y hable con él sobre lo que considera
correcto e incorrecto.
Conozca
a los amigos de su hijo y también a los padres de sus amigos. La
comunicación habitual entre los padres puede hacer maravillas para crear un ambiente
seguro para todos los adolescentes que pertenecen al mismo grupo. Los padres
pueden ayudarse los unos a los otros a hacer un seguimiento de las actividades
de sus hijos sin que éstos se sientan vigilados.
Sepa identificar las señales de
alarma
Que
una persona experimente cierta cantidad de cambios es algo normal durante la
adolescencia, pero un cambio demasiado drástico o duradero en la personalidad o
comportamiento de un adolescente puede indicar que existe un problema real que
requiere de ayuda profesional. Esté pendiente de si su hijo presenta una o
varias de las siguientes señales de alarma:
· aumento o pérdida excesiva de peso
· problemas de sueño
· cambios rápidos y drásticos en su
personalidad
· cambio repentino de amigos
· deseos continuos de faltar a clase
· cambios drásticos en sus calificaciones
· hablar o incluso, bromear sobre el
suicidio
Durante
la adolescencia usted puede esperar que su hijo tenga algún que otro tropiezo
en los estudios o en el comportamiento, pero un estudiante de notables y
sobresaliente no debería de repente empezar a fallar, ni una persona que suele
ser extrovertida debería aislarse de todo el mundo. Si estos comportamientos no
acordes a su hijo duran más de 6 semanas pueden ser signo de algún problema o
preocupación. En tal caso, le recomendamos pensar en buscar la orientación o
ayuda profesional adecuada y necesaria para su hijo.
Respete la intimidad de su hijo
A
algunos padres, comprensiblemente, les cuesta mucho respetar la intimidad de su
hijo. Sienten que todo cuanto hacen sus hijos es asunto suyo. Pero, para ayudar
a su hijo a convertirse en un adulto joven, deberá respetar su intimidad. Si
usted detecta señales de alarma de que su hijo podría tener problemas, entonces
no tendrá más remedio que invadir su intimidad hasta llegar al fondo del
problema. Pero, en caso contrario, debería mantenerse al margen.
En
otras palabras, el dormitorio de un adolescente, sus libros, sus correos
electrónicos y sus llamadas telefónicas deben ser algo completamente privado.
Tampoco
debe esperar que su hijo comparta con usted todas sus ideas o actividades.
Está
claro que, por estrictos motivos de seguridad, usted siempre debe saber dónde
está, qué está haciendo, con quién está y cuándo volverá, pero no necesita
conocer todos los detalles. Y, por descontado, ¡no espere que le pida que le
acompañe!
Empiece
por la confianza. Deje que su hijo sepa que usted confía en él. Pero, si se
rompe la confianza, su hijo deberá disfrutar de menos libertades hasta que la
recupere.
Supervise lo que ve y lo que lee
su hijo
Programas
de televisión, revistas, libros, Internet; los chicos pueden acceder a un
montón de información. Esté al tanto de lo que ve y lee su hijo. Sepa qué
aprende su hijo de los medios de comunicación y con quién se comunica a través
de Internet.
No
tema fijarle límites sobre la cantidad de tiempo que puede pasar delante del
televisor o de la computadora.
Dependiendo
de la edad, los adolescentes no deben tener un acceso ilimitado a la televisión
o a Internet; ambas deberían ser actividades de carácter público.
Así
mismo, el acceso a la tecnología (computadora, teléfono móvil, entre otros)
también se debería restringir a partir de determinada hora, favoreciendo de ésta manera una cantidad
adecuada de horas de sueño y el descanso necesario.
Establezca normas apropiadas
Todos
los miembros de la familia deben tener claro que las normas se establecen
porque son útiles para la convivencia familiar, el bien común o el individual
Estas
deben tener un motivo y algunas de ellas van variando según la edad.
Siempre
deben ir acompañadas de una explicación clara, tanto para el adulto, como para
el adolecente.
Hacerles
participar en el establecimiento de normas y límites estimula la capacidad de
decisión de los jóvenes, facilita su desarrollo social y el sentido de la
responsabilidad; además de aumentar su disponibilidad y motivación para cumplir
los acuerdos.
¿Se acabará alguna vez?
A
medida que su hijo avance por los años de la adolescencia, usted notará que
disminuyen los altibajos emocionales propios de esta etapa. Y, al final, se
convertirá en un joven independiente, responsable y comunicativo.
Recuerde
el lema de muchos padres que tienen hijos en edad adolescente:
“Estamos
pasando por esto juntos y también lo superaremos juntos”
Tomado de:
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/padres/adolescence_esp.html#
No hay comentarios:
Publicar un comentario