jueves, 20 de abril de 2017

Artículo: CLAVES PARA HABLAR CON TUS HIJOS SOBRE LA SITUACIÓN DEL PAÍS

Los niños no son ajenos a lo que ocurre en el país, pensar que sí lo son es una irrealidad y nos conllevaría a caer en errores como no hablar o hablar de más entre adultos que dan pie a fantasías erróneas que expliquen lo que sucede y que podrían traer como consecuencias síntomas que podemos prevenir. Ante estas posibles situaciones te damos algunas claves para tomar en cuenta a la hora de decidir conversar con los niños sobre lo que ocurre en el país:

·       Pregunta, trata de indagar qué saben, qué creen que sucede, qué piensan, qué han visto (Toma en cuenta que por las redes sociales se transmite mucha información)- Eso te dará pautas para continuar con la conversación.

·       La información que des trata que sea con detalles concretos y básicos que esté adecuada para la edad.

       El modelo de desarrollo infantil creado en Venezuela MOIDI:
 

Como puedes ver, aquí tienes una pauta de en qué puedes ir haciendo énfasis según la edad para recalcar y explicar diversas situaciones:

·       Trata de que la información que expreses sea equilibrada. Explica por ejemplo que no ha podido asistir a clases por su seguridad y al estar en casa están más seguros – Aquí entra un punto importante a tomar en cuenta y es que evites ideas inherentes a la intolerancia, división, desprecio ante el pensamiento distinto, entre otras cosas. Recuerda que estamos educando para la vida y en la vida tantos tus hijos como los demás se encontrarán con múltiples situaciones de desacuerdo que tenemos que saber cómo manejar
·       Brinda seguridad. Hazles saber que ustedes como padres garantizarán su seguridad “Papá y mamá te aman mucho y te vamos a cuidar”
En conclusión: Escucha a tus hijos, brinda información de forma responsable, seguridad y fomenta valores de paz y tolerancia, todos estos son aspectos claves para LA VIDA
Melissa Rosales – Psicóloga Infantil , especialista en Psicología Clínica.

Tomado de psicochamos.com


domingo, 16 de abril de 2017

Artículo: IGNORAR O COMPRENDER A TU HIJO

Muchos han sufrido las secuelas de la influencia de una educación basada en la ignorancia:
-No le hagas caso. Déjalo llorar, así se acostumbrará a calmarse solo.
-Si le haces caso, solo conseguirás reforzar esa rabieta.
-Llora para llamar tu atención. Si lo consuelas, lo hará siempre.
-No le hagas caso o lo convertirás en un tirano.

Se le denomina la educación de la ignorancia,  por la ignorancia de los adultos respecto a las necesidades emocionales, afectivas y cognitivas de sus hijos.
Cuando un niño llora porque no ha conseguido algo, cuando grita porque se siente mal, cuando no puede calmarse cuando se separa de sus padres, tiene un clarísimo objetivo para hacerlo y no es molestar a sus padres, mucho menos manipularlos o desafiarlos.  Esa idea de molestar, desafiar o manipular a través de esas actitudes llega después, cuando luego de reclamar su ración de seguridad y apego, nadie le responde. Entonces su mecanismo de supervivencia se activa y hace lo que sea para obtener ese apego que tanto necesita para vivir.
Lo que tu hijo quiere es sentir que comprendes su malestar y que estás a su lado. A veces, le podrás ayudar. A veces no. Pero eso no es tan importante para él como que entiendas cómo se siente.
¿Qué le enseñas cuando le ignoras?
.- Al ignorarlo le enseñas que no es importante para ti, no lo suficientemente importante  como para que te tomes en serio sus necesidades.
.- Le demuestras una gran falta de empatía, que le fomentará un pensamiento egocéntrico, con el que concebirá y tratará de solucionar un conflicto a partir de sus propios intereses, necesidades y derechos,  sin considerar o equilibrarlos con los de los demás; así como un pensamiento episódico con el que al enfrentarse  y tratar de solucionar un conflicto no ve todo el panorama ni la relación entre las cosas
.- Aprende que no es bueno comunicar sus sentimientos ya que las reacciones de los demás no se corresponden con sus necesidades, incluso son negativas.  Recibe un mensaje que lo lleva a pensar: “Es peligroso demostrar mis sentimientos”.
¿Dos opciones o tres?
Algunos padres creen que solo existen dos posibilidades para corregir comportamientos negativos o malas decisiones de nuestros hijos: CASTIGAR la falta o IGNORAR al niño. Pero existe una tercera: COMPRENDER
Ejemplos:
CASTIGAR: ¡O nos vamos a casa ahora mismo o mañana no venimos! Elige.
IGNORAR: Lo colocas en el carrito y te lo llevas a casa sin hacer caso de sus lloros.
COMPRENDER: Sé que no quieres volver a casa. Aquí lo estás pasando muy bien, pero ha terminado el tiempo del parque y ahora toca volver.

CASTIGAR: ¡Se acabó! Hoy no tienes ni esa galleta ni ninguna otra.
IGNORAR: Cada día que pasamos por aquí me haces el mismo espectáculo. ¡Cállate de una vez, por favor!
COMPRENDER: Debe ser muy difícil pasar por delante de la pastelería y no probar esa galleta pero no es el momento de comer nada, lo siento mucho.

CASTIGAR: No hay celular. Te lo avisamos y no has cumplido. ¡Se acabó!
IGNORAR: Te has quedado sin teléfono celular. Haberlo pensado antes de hacer mal uso de él.
COMPRENDER: Entiendo cómo te sientes. Yo también me disgustaría si mis padres me confiscaran el celular. No debe ser fácil respetar todas las condiciones que estipulamos. Siento que sea así.

Comprenderlos y hacerles ver que les acompañamos no significa ceder o dejarnos manipular. Puedes ser empático y sensible con sus necesidades y firme en tu manera de aplicar las consecuencias.
Un niño con sus necesidades emocionales satisfechas es mucho más “racional” que otro que tiene que luchar por conseguirlas.

Fuente: www.solohijos.com


martes, 4 de abril de 2017

Artículo: ¿SON NUESTROS HIJOS VULNERABLES A LA PRESIÓN GRUPAL?


Uno de los aspectos que más inquieta a los padres hoy en día es cómo hacer para que sus hijos sean menos vulnerables a las presiones sociales y en especial a las de grupo. Esta es una realidad a la que muchos niños y jóvenes se enfrentan durante su vida escolar, universitaria y en ocasiones hasta en la adultez.

El efecto que tienen las opiniones y comportamientos de los otros sobre lo que nuestros hijos piensan o las decisiones que toman puede ir  desde la influencia para vestirse de cierta forma, visitar ciertos lugares y tratar o no a ciertas personas, hasta beber alcohol, tener relaciones sexuales, fumar, consumir drogas, entre otras.

Las personas ceden ante la presión de grupo porque quieren caer bien, ser aceptados o porque se preocupan de que otros se burlen de ellos si no se unen y comportan igual que el resto del grupo. Otros ceden porque tienen curiosidad de probar algo nuevo que ciertos compañeros ya están haciendo.
La gente quiere ser aceptada por los que están a su alrededor, tanto que la mayoría está dispuesta a negar lo que sabe que es cierto. La frase y noción de "todo el mundo lo hace" ¿porqué tu no? influencia enormemente en el actuar de las personas y muchas veces hace que se coloque de lado el buen juicio y sentido común.  Muchos jóvenes han experimentado en carne propia el efecto de esta presión. Daniel, de 16 años, reconoce: “La presión de tus compañeros puede hacerte cambiar. Y cuantas más personas estén presentes, más aumenta la presión. Puede que incluso llegues a pensar que lo que hacen está bien”.
Para los niños y jóvenes, pertenecer a los grupos, ser aceptados y reconocidos por sus pares, tener un lugar entre ellos así como lo que piensen los amigos de ellos y su actuar, es una de las necesidades sociales más importantes.
Es importante no estigmatizar la presión del grupo como solo algo negativo.
Se debe estar consciente de que el grupo puede ejercer una presión e influencia positiva en las personas, por ejemplo: mejora del rendimiento académico, mejora de las relaciones sociales al compartir intereses con un grupo, establecimiento de nuevas relaciones sociales, inicio de intereses y actividades deportivas nuevas al pertenecer a nuevos grupos con dichos intereses, mejora de la capacidad de hablar en público y de la capacidad comunicativa en general, mejora del efecto del apoyo social ante enfermedades o eventos traumáticos al tener un grupo de apoyo, etc.

Sin embargo, todos sabemos que también la presión del grupo puede ser negativa, y puede llevar a tomar decisiones o realizar conductas inadecuadas, peligrosas y a actuar de manera inconveniente, incluso al margen de la Ley, aunque la persona sepa lo que hay que hacer: consumo de alcohol y drogas, práctica de sexo antes de la maduración adecuada, prácticas de riesgo por imitación, entrada en grupos con ideologías extremistas e incurrir en prácticas peligrosas como pueden ser la modificación de las pautas alimentarias, etc.

A muchos jóvenes les sorprende descubrir lo influyente que es la presión de sus compañeros. “A veces, la presión social es tan fuerte que ni siquiera la reconoces como tal. Comienzas a pensar que eres tú misma la que te presionas. Es más fuerte de lo que parece. El problema comienza cuando buscamos esa aprobación para validar nuestros sentimientos e ideas, cuando necesitamos de los demás para sentirnos seguros y tomar decisiones importantes en nuestra vida, cuando nuestro auto concepto y autoestima dependen excesivamente de lo que los demás piensen de nosotros” confiesa una joven.

Uno de los retos que tenemos como padres es hacer que nuestros hijos desarrollen habilidades para manejar proactivamente la presión de grupo, aprender a decir “no” de manera asertiva, identificar las acciones inadecuadas, y tomar buenas decisiones de acuerdo consigo mismo y sus valores, y no solo por la influencia de los demás.
Es difícil ser el único que rechaza la presión de grupo, pero se puedes lograr. Prestando atención a las creencias y a lo que se familiarmente se considera que está bien o mal puede ayudar a hacer lo correcto.  La fortaleza interna y la confianza en uno mismo ayudan a mantenerse firme, rechazar los intentos de convencimiento de otros y a resistir a hacer algo que se considera incorrecto. Utilizar estrategias alternativas como diferentes formas de decir “no”, hablar de forma contundente y con voz firme, buscar personas que respalden y piensen igual, usar el humor para negarse, dar excusas convincentes o proponer algo alternativo, ayudan a enfrentar esa presión.

Tomado y adaptado de:
el tiempo.com   kidshealth.org/es,
wol.jw.org.es   psicoglobalia.com