Llega el verano y muchos padres y madres se enfrentan a un reto común: Sus hijos adolescentes quieren renegociar los horarios de vuelta a casa por las noches. Incluso los que durante el curso escolar, no han protestado por la hora fijada para volver a casa, suelen plantear en los meses de verano que quieren salir hasta más tarde.
Muchas veces sus padres no saben qué hacer. Dudan sobre si darles más libertad, tienen miedo de que les ocurra algo, les asusta lo que hacen durante esas horas nocturnas lejos de la familia.
Pero a la vez son conscientes de que sus hijos van creciendo y hay que ir ampliando las cotas de libertad. Y aún más, la frase favorita de los adolescentes: “a los demás chicos y chicas sus padres sí les dejan”, que la mayoría de las veces es verdad.
La cuestión de los horarios es la que más problemas plantea, en general, entre los adolescentes y sus padres. Para los primeros todas las horas son demasiado pronto, para los segundos, al revés, todas son demasiado tarde.
Pero es imprescindible llegar a acuerdos. Hay que conseguir establecer un horario que contente a todos, o por lo menos que no enfade a unos o a otros. Lo que también es cierto es que no hay un horario que sea mejor o peor. En cada caso, en cada familia y con cada adolescente el mejor horario será distinto. Lo que deben hacer los padres y las madres de los chicos y chicas a esa edad es encontrar el adecuado para ellos.
Qué se debe tener en cuenta a la hora de fijar el horario del verano?
• La edad. Lo primero a tener en cuenta es la edad del adolescente. No es lo mismo un chico o una chica de catorce años que uno de dieciocho.
• La madurez del adolescente. Además de la edad es importante tener en cuenta la madurez de nuestros hijos. Tampoco es igual una chica de quince años que sea muy madura que otra de la misma edad que sea aún muy infantil. En el primer caso es más seguro dejarle más libertad que en el segundo.
• El grado de responsabilidad. Aunque generalmente el grado de responsabilidad va unido a la madurez, puede ser que no sea así. Por eso es imprescindible que tengamos en cuenta si nuestro adolescente ha dado pruebas de ser un chico o una chica responsable. En ese caso, podemos estar más tranquilos a la hora de dejarle más libertad.
• El lugar. Es importante que sepamos el lugar al que va a ir y que lo conozcamos, sobre todo cuando se trata de adolescentes más jóvenes. De ese modo podremos valorar adecuadamente los posibles riesgos que existen y fijar una hora que sea más segura para nuestro hijo.
• Los amigos. También es fundamental que conozcamos a los amigos con los que va. Si son conocidos y confiamos en ellos, es otra garantía más que nos permitirá alargar el horario.
• Su seguridad, no tu tranquilidad. El análisis de todos los factores anteriores permitirá a los padres hacerse una idea clara de los posibles riesgos que puede correr su hijo o hija si está fuera de casa hasta determinadas horas. Y una vez conocidos esos riesgos, es conveniente que la decisión de establecer una hora de llegada concreta la tomemos por su seguridad y no exclusivamente por nuestra tranquilidad.
Qué negociar con los hijos?
A la hora de establecer el horario de vuelta a casa debemos negociar con los adolescentes todo lo que creamos oportuno para su seguridad: que nos llamen por teléfono para que sepamos dónde están, que no se separen de sus amigos, que no se vayan con desconocidos… cualquier cosa que nos parezca importante para que estén seguros debemos hablarla con ellos y explicarles claramente lo que esperamos que hagan. También es imprescindible que hablemos de las consecuencias que tendrá si no cumplen las normas que hemos fijado. Un buen consejo es que ese castigo esté de acuerdo con la importancia de la falta. Es decir, que no es lo mismo que lleguen diez minutos tarde que lo hagan tres horas después de la hora fijada para el regreso.
Y después de verano, qué?
Algunos adolescentes pretenden después del verano seguir con los horarios que han tenido durante este tiempo. Generalmente, sus padres piensan que eso no es una buena idea y suele ser así. Cuando comienza el curso escolar es necesario que los adolescentes descansen y por eso los horarios de verano no suelen funcionar. Lo que sí pueden hacer los padres es alargar un poco el horario del curso anterior. De esa forma, poco a poco, aumentará la libertad de nuestros hijos con responsabilidad, pero sin interferir en su bienestar.
Tomado y adaptado de about.com